51º CARTA
Julio de 2011
Querido Pablo:
Espero que después de nuestra última
conversación telefónica te hayas quedado completamente tranquilo. Si, ya he
recuperado mi humor normal y estoy contenta porque como dicen los
intelectuales, he “interiorizado” mi situación y ahora siento de verdad que la
mala temporada ha concluido; así que no te preocupes porque vuelvo a estar
perfectamente, palabra de honor.
Y para que veas que me encuentro animada,
voy a contarte unas cuantas cosas positivas, muy pequeñas, pero que para mí son
importantes y me hacen recuperar el optimismo. En primer lugar, ya no debo
retener líquidos porque mis cuatro extremidades has recuperado su tamaño
normal; ya me veo los huesos de los tobillos y me baila el reloj en la muñeca,
así que el problema se ha resuelto por si sólo como decía la oncóloga, a base
de mucho agua, tiempo y paciencia.
En
segundo lugar, empiezan a salirme las cejas y las pestañas; lo hacen con
timidez y muy despacio, pero se va notando si te fijas mucho. Te parecerá una
bobada, pero este detalle me alegra una barbaridad porque la calvicie está
perfectamente resuelta con la peluca, pero cada vez que me miraba al espejo y
me veía la cara tan pálida y tan desnuda me sentía fatal.
Es que la
peluca me ha resultado comodísima desde el primer momento, pero nunca he sabido
pintarme bien los ojos porque pensaba que no me hacía falta.
Recordarás,
y si se te ha olvidad te lo voy a pasar por las narices ahora mismo, que yo
tenía (¡ay! ¡Tenía!) las cejas y las pestañas muy negras y espesas, así que
sólo necesitaba un poco de sombra en los párpados y un brochazo de colorete
para estar tan compuesta y arregladita.
Por ese motivo, cuando me he visto en la
necesidad de pintarme cejas artificiales y hacerme raya en los ojos las he
pasado canutas porque tardaba horrores y encima no me quedaban nada bien.
Recuerdo que una tarde al ir a despedirme
de Diego le vi desternillarse de risa porque según él me había pintado unas
cejas clavaditas a las de Zapatero, y encima una más alta que otra. Lo malo es
que tenía razón, así que tuve que lavarme la cara y volver a maquillarme con un
poco más de gracia.
Lo que me tiene bastante preocupada es
que en la cabeza sigo teniendo solamente el escaso pelo que no se me ha caído
durante el tratamiento, y que además de ser poquísimo se nota muy fino al
tacto, parece pelusa en vez de pelo normal. Bueno, tendré paciencia y haré lo
que me aconsejó una enfermera: cortármelo casi al rape con maquinilla cada dos
o tres semanas, para que se vaya fortaleciendo y también para eliminar la parte
quemada por la quimioterapia.
Y como estoy animada, ya he hecho planes
para lo que queda del verano: me voy a la playa del uno al veintiocho de
agosto, a nuestro apartamento de la Costa Dorada.
Ya sé que
no es un plan demasiado excitante, pero no estoy en condiciones de viajar mucho
porque me canso fácilmente, así que pienso dedicarme sólo a cuidar mi maltrecho
cuerpo: comer bien, descansar mucho y hacer excursiones cortitas y relajadas a
los pueblos de los alrededores con mis amigos de Barcelona; ya he hablado con
ellos y van a estar el Calafell casi los mismos días que yo.
Les he explicado que no tengo el cuerpo
para muchas alegrías y lo han entendido, pero la verdad es que a pesar de las
limitaciones me apetece cada día más encontrarme allí; después de pasar nueve
meses enterrada como un tubérculo, la idea de estar al aire libre paseando,
bebiendo una “clara” en el puerto frente al mar o tumbada en una hamaca
simplemente mirando el cielo sin pensar en nada me parece… bueno, maravillosa.
Así que además de eso quiero: a) engordar
tres quilos, b) ir casi todo el día en bañador y chancletas, c) mirarme al
espejo y verme buen color, no esta cara de endivia que tengo ahora, y lo más
importante d) pensar que ya estoy bien, del todo y definitivamente.
Como puedes comprobar, esta carta es
mucho menos deprimente que la anterior, ya se ha disipado el nubarrón y noto
que empieza a lucir el sol sobre mi cabeza.
Dentro de unos días te confirmaré mis
planes, por si surgiera algún cambio a última hora, y mientras espero tu
próxima llamada, te mando un gran abrazo.
¡Hasta pronto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario