28 de enero de 2018

47º  CARTA

       Querido Pablo:
       Apunta esta fecha con letras mayúsculas:

24 DE JUNIO DE 2011
      
¡ESTOY  CURADA!

Así, tal y como lo estás leyendo: estoy sana, limpia de polvo y paja, rozagante, resplandeciente y todo lo que se te ocurra. Me lo ha dicho la oncóloga esta mañana, acompañando la noticia de un abrazo y un par de besos, con lo secuza y poco expresiva que había sido hasta ahora.

Debe tener razón mi prima Laura al opinar que los oncólogos se muestran distantes con sus pacientes para sentirse demasiado afectados si la cosa acaba mal…
      
       En resumen, que YA NO TENGO CÁNCER. Los análisis dicen que estoy limpia de células malignas y que todo ha salido bien tras los seis meses de tratamiento. Bueno, en realidad el asunto no ha terminado porque me quedan aún tres semanas de radioterapia, tal vez algunos días más ya que, según me han dicho, suele haber retrasos en los tratamientos por fallos o revisiones de la máquina. Pero me da igual, hoy me siento tan optimista que el hecho


de terminar la radio dos o tres días más tarde de lo previsto me parece una insignificancia, estoy dispuesta a ver de color de rosa todo lo que me rodea.
      
       Por cierto, la oncóloga no ha hecho ni caso de mi retención de líquidos; me ha dicho que estoy eliminando restos de quimio, que tenga paciencia porque eso se solucionará en unos días y sin necesidad de medicación, simplemente a base de beber mucha agua y orinar mucho. Me ha citado para septiembre, entonces me harán otra vez análisis y una mamografía de control rutinario.
      
       He vuelto a casa y me he dedicado durante un rato a enviar este escueto aunque jubiloso mensaje a todos mis amigos: “Pruebas bien, estoy curada. Besos”
Y tú has sido la primera persona en la que he pensado cuando me he puesto a lanzar la buena nueva a los cuatro vientos. No lo digo por quedar bien, ya me conoces, es que contigo he estado en comunicación constante desde el primer momento y eres la persona que más me ha apoyado.

En fin, no me quiero poner sentimental ni llorona porque si empiezo igual  no puedo pararme.
Sigo contándote cosas.




A mitad de mañana me ha llamado desde el colegio mi amiga Lenie, una de las profesoras holandesas que te he mencionado alguna vez, y me he emocionado mucho porque me ha contado que al leer mi mensaje ha ido corriendo a la sala de profesores a dar la anoticia al resto de los compañeros; me ha dicho que todos han brindado por mí con café de la máquina, un brebaje infecto y laxante, pero la intención es lo que cuenta ¿no crees?

Le he asegurado que en septiembre me incorporaré para comenzar el nuevo curso y entonces celebraremos como Dios manda mi vuelta a la normalidad.
      
       Y para acabar de rematar bien la jornada, he ido por la tarde a mi Centro de Salud y la médico de cabecera me ha dado el alta. ¡No sabes las ganas que tenía!
      
       Cuando regresaba a casa con los papeles en el bolso iba pensando que ya ha pasado todo y puedo volver a mi vida normal después de estos ocho meses de enfermedad. Ya sé que aún me quedan quince sesiones de radio, pero estoy oficialmente curada, eso es lo principal.
Alégrate conmigo, que te has tragado todas mis calamidades durante estos meses y ya te tocaba oir buenas noticias para variar.
      
      

       No voy a darte las gracias por tu paciencia, te conozco y sé que hasta te molestaría que lo hiciese, pero quiero decirte una última cursilada: has sido la mejor compañía que he tenido durante mi enfermedad, y a pesar de ser el amigo que vive más lejos te he sentido siempre cerca, más que algunas personas que estaban a mi lado.
      
       Vaya, no quiero ponerme llorona otra vez, hoy toca alegría y voy a celebrar mi curación a lo grande cenando en un restaurante mejicano con cuatro amigas (entre todas sumamos más de doscientos años, qué horror).
Pienso ponerme ciega de “margaritas”, aunque tenga que volver a mi casa a cuatro patas.
¡Carpe diem y todo eso!


       Abrazos, besos,… todo lo que quieras de tu eufórica




No hay comentarios:

Publicar un comentario