26 de octubre de 2017

Libro mes de noviembre




UN JARDÍN ENTRE VIÑEDOS
Autora: Carmen Santos (Valencia 1958)
Editorial Grijalbo 2016

Páginas 543

Una apasionante historia de amor, traición y secretos familiares entre los alegres e intelectuales salones parisinos de los «felices años veinte» y el austero Aragón rural de la época.

Libro mes de octubre



El cuento de la criada, una de las novelas más célebres y prestigiosas de Margaret Atwood, constituye una mirada futurista a una sociedad totalitaria. Una mirada terrible y lúcida que denuncia la barbarie que pueden llegar a alcanzar los puritanismos extremos de toda índole, con sus ansias de dominio sobre los seres humanos, a los que privan del ejercicio del derecho a la libertad. «Debemos recordar que no hay nada nuevo en la sociedad descrita en El cuento de la criada, excepto el tiempo y el lugar. Todo aquello acerca de lo que he escrito se ha hecho anteriormente, y más de una vez», ha escrito la propia Margaret Atwood, galardonada con el premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2008. 

30º CARTA

Marzo de 2011

        Querido Pablo:
        Ayer tuve una visita esperada y otra inesperada y muy agradable que me emocionó una barbaridad, me cayeron un par de lagrimillas y todo... La visita esperada era la de unas compañeras de trabajo, las que están conmigo en el segundo ciclo de primaria, y la sorpresa es que me traían un regalo de mis alumnos, acompañado, eso es lo mejor, de un librito hecho por los niños con dedicatorias, dibujos, poesías, collages y canciones inventadas por ellos para mí. ¿ A que es un detallazo?.
        Estos niños tienen diez años, la mejor edad para todo: para trabajar con ellos porque van siendo más autónomos y entienden mejor las explicaciones, y para convivir con ellos porque aun son bastante dóciles y cariñosos, todavía desean agradar al adulto y ganarse su afecto. Después vienen los horrores de la adolescencia y las cosas cambian por completo, resulta mucho más difícil lidiar con ellos. En fin, qué te voy a contar, si tú también tienes hijos y sabes perfectamente a qué me refiero...
        Las compañeras me contaron que mis alumnos siguen preguntando por mí y quieren saber cuando voy a regresar al colegio (yo también...), así que para no asustarlos, porque la palabra "cáncer" ni se nombra, da demasiado miedo, les dicen que me han operado y que todo salió muy bien, pero que tengo que hacer reposo durante varias semanas y que volveré cuando los médicos digan que ya estoy completamente recuperada.
        Tengo aquí el librito y te voy a copiar algunas dedicatorias, para que veas cómo son estas criaturas; la verdad es que unas veces te los comerías a besos y otras desearías que fueran gallinas para retorcerles el pescuezo a algunos. Pero fíjate qué cosas dicen:
       
        "PARA LOLA
        Hola, Lola: ¿Estás bien ya? Espero que te recuperes pronto porque te echamos mucho de menos. Si puedes escríbenos tú una carta a toda la clase. ¡VUELVE PRONTO!
        Un abrazo de Marta"
        (Inciso aclaratorio: no incluyo las faltas de ortografía. "ya" iba con ll y "echamos" con h, pero la intención es lo que cuenta no?)
       
        " Hola Lola, te he escrito un verso:
        Lola desde que te fuiste
nadie durmió
todo el mundo se puso triste
sobre todo yo.
Te echamos de menos toda la clase
y por eso te digo que te quiero mucho.
Para que no te rindas te doy un beso,
mi apoyo y un gran abrazo.
Vuelve a clase
y note vayas otra vez.
De Elena para Lola"
        "Lola, estamos esperando que vuelvas. Si estás enferma aún cúrate deprisa y si no lo estás ¿Por qué tardas tanto? Bueno, eso último no importa. La profesora que tenemos ahora nos enseña las palabras agudas, llanas y esdrújulas pero no me acuerdo de ponerlas. Lola esperamos impacientes tu llegada. Atentamente Carlos."
       
        "Que tal Lola. Estamos preocupados por tí y yo te escribo esto:
        El colegio no es colegio sin tí
        y las clases de lengua y mates
        son un rollo sin tí.
        Estamos como esperando un tren
        siempre viajando y nunca llegando.
        UN ABRAZO Y QUE TE RECUPERES. RAFA."

        Hola Lola: echamos mucho de menos tu voz y tus enfados, queremos volverte a ver con tu bata blanca y tus pelos cortos. Ójala hiciéramos una excursión a tu casa para verte. Te queremos Lola. ¡Recupérate pronto!. Cristina"

        Así hasta veinticuatro, con dibujos, recortes, pegatinas y collages. ¡No me digas que no es para llorar de emoción!
        Bueno, cambio de tema, no quiero ponerme pesadita con las gracias de mis alumnos. Y como me pillas de buen humor, voy a satisfacer PO FIN tu curiosidad malsana y un poco porteril ; te voy a contar lo que ha pasado con mi "novio", como dices tú, y te advierto que eres un antiguo porque esa palabra ha desaparecido casi por completo del lenguaje llano, al menos en mi entorno. La gente ahora tiene parejas, compañeros sentimentales o amigos íntimos con derecho a roce, pero de novios nada, entérate. Y por cierto, me acabo de dar cuenta de que tu y yo nunca hemos hablado de nuestros asuntos sentimentales, cosa bien rara porque siempre hemos sido muy sinceros el uno con el otro. Nos hemos mantenido puntualmente informados de lo "gordo", es decir, de bodas, hijos, divorcios, rebodas y redivorcios, pero sin entrar en detalles, simplemente para mantenernos al día de nuestra situación y supongo que también para evitar meteduras de pata con maridos o esposa celosos...
         Sigo contando, que me disperso. Yo llevaba algún tiempo saliendo y entrando con un señor, aunque sin compartir techo porque ambos estábamos muy cómodos en este plan Sartre-Beauvoir / Allen - Farrow (y mira como acabaron estos últimos, tenía que habérmelo figurado); realmente no sé si la cosa hubiera seguido adelante y habríamos llegado a mayores porque ni se planteó el tema, pero gracias a mi cáncer ha quedado resuelto con carácter definitivo. El proceso fue lento, pero seguro: primero disminuyeron poco a poco las visitas y las salidas, luego se fueron espaciando las llamadas telefónicas "para no molestar" (-me) y por fin un día me pillo más guerrera de lo habitual y le dije con toda claridad que no se molestara, que le recordaría con afecto (¡ja!) y siempre le consideraría un buen amigo (ya veremos), pero que había dejado e contar con él, que ya nos felicitaríamos la Navidad y por nuestros respectivos cumpleaños e incluso podíamos charlar unos minutos si nos encontrábamos por la calle, pero que estaba totalmente fuera de mi vida.
        Y te advierto a tí también: no me vuelvas a mencionar este tema ni se te ocurra decirme que cuando este curada quizás vea las cosas de otra manera y recuperemos la relación, porque no será así. Tal vez no lo hayas notado porque nunca hemos tenido conflictos gordos, pero soy muy rencorosa y cuando termino con algo o alguien no suelo dar marcha atrás; encima y para mi desgracia, tengo una memoria de elefante, cosa que no ayuda nada en estas ocasiones.
        Voy a terminar aquí, esta carta se ha hecho larguísima y además ya no estoy de tan buen humor como cuando la he empezado. Es que este tipo de fracasos duele, caramba, que no somos de piedra, pero me alegro de habértelo contado y te pido por favor que no me lo vuelvas a mencionar jamás, ¿de acuerdo?.
Hasta la próxima, todo mi cariño para tí con un gran abrazo.

        Nekane


29º CARTA


Febrero de 2011

        Querido Pablo:
        Hoy no debería escribirte, es el día menos apropiado para hacerlo, pero me he acostumbrado durante estos casi cuatro meses (¡ya!) a contarte todas mis cosas, buenas y malas; es casi un reflejo pauloriano, no puedo evitar pensar " esto se lo contaré a Pablo" cuando me sucede algo digno de mención.
        Hoy es mi cumpleaños. Aparte de que cumplir sesenta y dos años no es precisamente para dar saltos de alegría, he estado acordándome del cumpleaños anterior y me he puesto muy triste, la verdad. El año pasado tuve nada menos que cuatro celebraciones: con la familia, con los compañeros de trabajo, con mis amigas las divorciadas y con un amigo especial que ahora ya no está conmigo. Bueno, estar sigue estando, quiero decir que no se ha muerto de repente ni hemos dejado de hablarnos, pero la situación ha cambiado por completo, y no para mejorar precisamente. Por lo visto hay relaciones que sólo pueden florecer en buena tierra y con clima benigno, que no están preparadas para soportar las dificultades, la enfermedad, las mastectomías radicales, la alopecia... Ya me entiendes ¿verdad?, no hace falta que te de más explicaciones. Además prefiero no hablar de ello porque todavía me escuece, aunque para ser totalmente sincera debo confesar que me ha dolido menos de lo que me temía al principio. Me figuro que se debe a estoy tan centrada en superar el tratamiento, curarme y volver a mi vida normal que doy menos importancia a otras cosas. Instinto de supervivencia, supongo.
        La semana pasada estuve poniendo al día una agenda con las direcciones y teléfonos de mis parientes y amigos, y me dio por pasarles revista y hacer una especie de clasificación, poniendo en una columna a los que me llaman frecuentemente y me acompañan y en otra a los que han pasado de mí olímpicamente. Qué arpía amargada y rencorosa me he vuelto ¿verdad?. Pues tal vez si, pero lo que me llamo la atención fue que pude comprobar que se están preocupando mucho por mí personas de las que no esperaba tanta atención y afecto y me están fallando lamentablemente otras que yo pensaba que me iban a dar mucho más apoyo. Bueno, siempre me quedará París, es decir, ese pequeño grupo de incondicionales que nunca, nunca me habéis fallado. Tú marchas triunfalmente a la cabeza de esos elegidos, aunque acabo de darme cuenta de que son las nueve de la noche y aún no me has felicitado. ¡A ver si te cambio de columna y acabas el día en la lista negra!
        Voy a terminar aquí la carta. Al final no me ha salido demasiado negativa, creo que podrás soportarla sin preocuparte.
        Hasta otro día, un beso para tí de esta pobre anciana enferma y abandonada.

        P.D.- Son las diez de la noche y acabas de felicitarme, así que continuas encabezando la lista blanca de las buenas personas. ¡Un abrazo muy grande!



28º Carta

28º  CARTA
Febrero de 2011

        Querido Pablo:
        Ayer fue mi día de las rectificaciones. Reparé una injusticia y comprobé lo buenas personas que son algunos( seguramente muchas) inmigrantes. ¿Recuerdas que en una carta anterior hablé mal de uno, un musulmán que casi logro poner patas arriba el hospital  Clínico con sus exigencias? Bueno, pues ahora me toca hablar bien de una señora Ecuatoriana que cuidó a mis padres durante su último año y que se portó con ellos fenomenal, tuvo una paciencia y una amabilidad enormes. Pero me estoy liando, te voy a contar las cosas de una en una y en orden.
        Resulta que cada cinco de febrero el profesor de religión del colegio nos trae con toda puntualidad a las compañeras una bolsa de "tetas" de Santa Águeda bendecidas, para preservarnos de las enfermedades relacionadas con las glándulas mamarias. ¿Te acuerdas de esta tradición? A lo mejor no, porque al ser varón no necesitas la protección de la santa. Por si no lo sabías o se te ha olvidado desde que estás lejos, te informo de que las "tetas" en cuestión son una especie de magdalenitas muy redondas y con un pegote de azúcar en la punta. Vaya, de lo más sugerentes, ya te lo puedes imaginar.
        Bien, pues el día cinco me llamo este profesor para invitarme a un café y darme las famosas "tetas", sugerencia a la que respondí con un bufido tremendo. Le dije que todos los años me las he comido devotamente y no me han servido para nada: se acabó, he perdido completamente la fe en Santa Agueda y no pienso comer ni una teta más,  por muy bendecidas que estén. ¡<son absolutamente ineficaces!
        Luego reflexioné, me sentí culpable y llame al compañero para pedirle disculpas e invitarle a un chocolate con churros en Porta (¿te acuerdas?. Se había tomado muy bien mi desplante, se reía al acordarse del resoplido que le dí y nos despedimos tan amigos como siempre.
        Al volver a casa después del chocolate me fijé en una pareja que estaba en la acera, parados justo delante de mi portal, y cuando la mujer me vio se le ilumino la cara de oreja a oreja; la reconocí enseguida, era Margarita, la señora ecuatoriana que cuidó a mis padres, y para que veas lo agradecida y sentimental que es la pobre mujer: estaba enseñándole a su marido , que acababa de llegar de su país, la cas de mis padre y la mía, y dando un paseo por el barrio para que él viera dónde había estado trabajando.
        Me alegré mucho de verla porque todos nos habíamos encariñado sinceramente con ella, así que les invité a un cafecito y cuando les pregunté si el marido estaba de visita o había encontrado trabajo aquí, Margarita me explicó que él había venido " para acompañarla en su enfermedad". Adivina qué tiene: cáncer de mama avanzado, con metástasis en veintidós ganglios axilares. Me quedé patidifusa, y más aún cuando ella me soltó, con una sonrisa enorme:
        - Pero estoy muy contenta porque aquí en España me curarán. He tenido mucha suerte, porque si esto me sucede en mi tierra seguro que no sobrevivo, que allí no hay remedio para estas enfermedades. ¡ Gracias a Dios que estoy en este país! He tenido muchísima suerte, señora, ya lo ve.
        Estuve apunto de decirle que yo me encontraba en la misma situación que ella, pero me lo pensé mejor y me limité a darle ánimos y a decirle que sí, que aquí la atenderían muy bien y que estaba segura de que conseguiría superar la enfermedad. Me dieron la razón y se marcharon tan contentos, dejándome con la sensación de que soy una bruja desagradecida que se queja al menor contratiempo. Bueno, el cáncer no es exactamente un "contratiempo", pero ya entiendes lo que quiero decir.
        Después me ría sola acordándome de cuando Margarita daba de comer a mi padre, que estaba ciego y completamente desorientado, él le decía muy digno:
        - El menú estaba exquisito, joven. Le voy a dejar una buena propina.
        Qué barbaridad, qué tarde se me ha hecho. Te dejo, voy a preparar la comida que  Diego llegará de un momento a otro.
        Un beso para tí.

        Nekane.