17 de diciembre de 2016
14 de diciembre de 2016
Cartas de una cancerosa
4ª Carta
Querido Pablo:
Esto es una despedida “temporal”, espero, porque mañana me van a ingresar y
me operarán al día siguiente, así que ésta es mi última carta antes de la
intervención; o a lo peor es la última de verdad porque no salgo viva del
quirófano. No lo digo en serio, pero estoy un poco “mosqueada” ya que cuando
hablé hace unos días con el anestesista
me di cuenta de que nunca me han puesto una anestesia general, sólo un par de
anestesias locales para quitarme un quiste de la espalda y una muela del
juicio, así que no tengo ni idea de lo que voy a sentir ahora.
Mi hermana me dice que la operación no tiene importancia desde el punto de
vista quirúrgico porque no afecta a ningún órgano vital, y que sólo consiste en
sacar la mama y los ganglios y coser luego la herida sin más complicación; me
repite “ad nauseam” que el postoperatorio es muy llevadero y que en tres o
cuatro días estaré en casa, pero qué quieres, yo no soy como aquel torero (“El
Gallo” creo que se llamaba) y que cuando un mihura le sacó un ojo de una cornada
sacudió la cabeza y dijo:
-
¡Bah!,
desperdicios
Si lo piensas desde un punto de vista práctico, más desperdicio es una teta
que un ojo, porque el ojo sirve para ver y a mí la teta, biológicamente hablando
ya no me sirve para nada, se puede considerar un mero adorno, pero a pesar de
todas estas reflexiones voy estando cada vez más asustada. Cuando hablo con
alguien disimulo y procuro sobre todo que mi familia me vea tranquila y
animosa, pero cada día me voy notando más angustiada. Es que toda esta
situación me parece absurda y tan innecesaria…Comprendo que tengamos que morir,
es algo natural e inevitable aunque a nadie le apetezca, pero deberíamos acabar
de una forma rápida y más limpia, como si fuéramos máquinas, que un día se nos
parara el motor de repente y terminara todo ahí, sin sufrimientos y sin agonías
largas. Mi abuela repetía una especie de jaculatoria que a mí me daba mucha
risa, pero que en este momento me parece acertadísima:
-“Santa Ana, Santa Ana, buena muerte y poca cama”
En fin, no quiero que te asustes al leer esto tampoco estoy tan mal. Creo
que tengo el miedo lógico en estas circunstancias, sería idiota perdida si no
comprendiera que tengo una enfermedad muy grave, mortal en ocasiones, y que me
esperan unos cuantos mese muy duros y desagradables.
Anda, llámame y no se te ocurra decir que aunque esté calva, despechada y
hecha un asco sigo siendo yo misma y valgo lo mismo, porque ya me han explicado
esto varias veces y me ha sentado como un tiro. Déjate de filosofías, tú sólo
escúchame y dame ánimos como haces siempre, eso es lo que necesito y lo que de
verdad me ayuda,
¡Hasta la vuelta del hospital!
Besos y abrazos
8 de diciembre de 2016
Cartas de una cancerosa
3ª Carta
Querido Pablo:
Cómo te gusta que te regale el oído, amigo mío. Es que
no falla, cada vez que hablamos por teléfono me haces la misma pregunta: ¿ por
qué me has elegido a mí como depositario de tus confidencias cancerosas?
Te lo he explicado ya, pero como no pareces muy convencido voy a exponerte mis
razones bien detalladas, para que conste y quede clarísimo. Ahí van:
Primera razón: eres mi mejor amigo, el que más confianza me ha inspirado siempre.
Segunda razón: nos conocemos a fondo y nunca hemos discutido realmente en serio.
Tercera razón: hemos compartido infancia, juventud, madurez y llevamos camino (ESO ESPERO) de compartir vejez.
Cuarta razón: eres como John Wayne, "el hombre tranquilo". Estoy segura de que, a pesar de que estés preocupado por mí, te comportarás de forma práctica y razonable, serás cariñoso sin caer en sentimentalismos lacrimógenos y permanecerás sereno aunque la precesión vaya por dentro. ¿A qué sí?
Primera razón: eres mi mejor amigo, el que más confianza me ha inspirado siempre.
Segunda razón: nos conocemos a fondo y nunca hemos discutido realmente en serio.
Tercera razón: hemos compartido infancia, juventud, madurez y llevamos camino (ESO ESPERO) de compartir vejez.
Cuarta razón: eres como John Wayne, "el hombre tranquilo". Estoy segura de que, a pesar de que estés preocupado por mí, te comportarás de forma práctica y razonable, serás cariñoso sin caer en sentimentalismos lacrimógenos y permanecerás sereno aunque la precesión vaya por dentro. ¿A qué sí?
Además he encontrado en mi famoso cuaderno de citas, ésa que te hace a ti
tanta gracia, una de la más apropiada. Va por usted, como en los toros:
"Solo se puede estar verdaderamente a gusto con aquellas personas a
las que podemos decir cualquier cosa que se nos ocurra y a la que ellas
contestan en el mismo tono, sabiendo que no habrá ni malos entendidos ni
análisis posteriores o reproches”
Resumiendo, que todos estos motivos te han convertido en mi confidente y
estoy segura de que me va a ser de gran ayuda poderte contar todo lo que me
sucede; espero que a ti te agrade recibir mis cartas y no me convierta en un
latazo, te prometo que intentaré ser amena y optimista.
Bueno, vamos a hablar de otra cosa, que me estoy poniendo un poco
blandengue: me operan dentro de tres días, el miércoles veintisiete. Estoy
asustada y enfadada, todo a la vez, porque no hay derecho a que tengamos esta
maldición encima las mujeres de mi familia. Por la rama materna ya somos nueve
las afectadas por esta enfermedad, y la palma nos la llevamos en mi casa con
las tres mujeres afectadas del mismo mal. ¡Hay que fastidiarse, hombre!
Mi prima Laura, que suele expresarse con bastante crudeza, ha resumido la
situación de forma insuperable:
¡Sobre esta familia ha caído una maldición que consiste en que a ninguna
mujer la entierren con las dos tetas!
Sin comentarios.
¡Hasta la próxima charla! Recibe mientras un gran abrazo de tu enrabiada
amiga.
Nekane
4 de diciembre de 2016
Cartas de una cancerosa
2ª
Carta
Querido
Pablo:
No sabes lo bien que me sentó hablar
contigo anoche. Conseguiste que después de nuestra larguísima conversación
telefónica (cincuenta y dos minutos, lo comprobé) me encontrara mucho más
tranquila y animada; me dijiste justo lo que yo necesitaba oir y en el tono
adecuado: ni falsamente optimista, con esa alegría fingida que suena
horriblemente forzada, ni melodramática, estabas preocupado pero sereno y me
gustó muchísimo oírte. ¡Ya sabía yo lo que hacía cuando te elegí como
confidente!
Quedamos pues en que yo te escribo
contándote todas mis aventuras y desventuras y tú me llamas después de recibir
mis cartas para comentarlas y darme ánimos, que buena falta me van a hacer. Era
eso lo que me proponías ¿verdad? Pues acepto encantadísima…y mil gracias, eres
el ,mejor de los amigos.
Y como estaba segura al cien por cien de
tu respuesta, ya he pensado un título para las futuras y apasionantes páginas
que te voy a enviar, a ver qué te parece: “Cartas de una cancerosa, o cómo
tomarse con cierta dosis de humor esta enfermedad” Me gusta porque suena a uno
de esos novelones ingleses del siglo dieciocho que siempre me han chiflado: “Las
desventuras de Pamela o el triunfo de la virtud”, “El vizconde lujurioso o la
maldad siempre recibe su castigo”. Algo de ese estilo…
Hace unos días, hojeando mi cuaderno de
citas (ya te hablaré de eso otro día, ahora no tengo tiempo) encontré dos que
van muy bien con mi actual situación y con mi proyecto literario, así que te
las copio:
“Hemos desperdiciado el día en que no nos
hayamos reído ni una sola vez”.
“En pequeñas cantidades, la frivolidad
es esencial; ausente ella, la tentación de sacralizar es inevitable”.
Vaya, pues no pienso sacralizar el
cáncer, sólo faltaba, y voy a procurar reírme al menos una vez al día.
Desarrollaré al máximo mi lado frívolo y trataré de que mis cartas nos sirvan a
los dos de entretenimiento, y a mí además de alivio y desahogo porque en realidad
estoy muy, muy asustada; trato de no pensar mucho, pero me viene a la cabeza
todo lo que me espera dentro de poco y me entra un miedo horrible. Pero no te
asustes, son flashes que llegan y se van rápidamente, los tengo perfectamente
controlados.
Tú llámame cuando puedas, ya sabes lo
mucho que me alegra oírte.
Un beso
2 de diciembre de 2016
LIBRO DICIEMBRE 15
El día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terrotistas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron. ¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que trastocó su vida y la de su familia?
PATRIA
DE FERNANDO ARAMBURU
Fernando
Aramburu es licenciado en filología
hispánica por la Universidad de Zaragoza. Está considerado como uno de los
narradores más destacados en la lengua
española. Autor de de novelas y de cuentos, Fernando Aramburu ha escrito una novela
valiente, una historia que todo el mundo debe leer y uno de los libros más
impresionantes de la literatura reciente española. Libro sobre la
reconciliación, que puede llevar al conocimiento, pero también al sufrimiento.
“El
autor conoce bien el entorno. ¿Se puede
vivir con los que te acosan después del atentado que trastocó tu vida y la de
tu familia? ¿Se puede saber quién fue el asesino? ¿Qué pasó entre esas familias
que antes eran amigas? ¿Qué ha envenenado sus vidas? Es la historia de la vida
de estos personajes antes y después de la muerte del personaje sobre el que
gira la historia y habla de la imposibilidad de olvidar y de la necesidad de
perdón en una comunidad rota por el fanatismo político”.
Cartas de una cancerosa o como sobrellevar con cierto humor la enfermedad
1ª CARTA
Querido Pablo:
¡Una carta en tu buzón, con la dirección y el remite escritos a mano con pluma estilográfica!¡una carta en estos tiempos de móviles e inmóviles, de faxes, emilios, correos electrónicos y todo tipo de tecnologías avanzadas! Supongo que te habrás quedado de una pieza al recibirla, y como eres muy listo habrás sentido también cierta alarma al recordar que estuvimos hablando por teléfono hace pocos días ¿no?
En fin, como puedes ver estoy dando rodeos y mareando la perdiz porque tengo que decirte algo muy desagradable y prefiero hacerlo por carta; no me apetece nada contártelo por teléfono, me da miedo perder los nervios y ponerme a llorar como una loca. Bueno, ahí va: me acaban de diagnosticar un cáncer de mama con adenopatías en los ganglios axilares y me operan dentro de una semana.
Ya lo ves, hijo mío, al final tampoco yo he logrado esquivar la maldición familiar. Últimamente había empezado a creer que me libraría porque tanto mi madre como mi hermana lo tuvieron antes que yo, mi madre a los cuarenta años recién cumplidos y mi hermana a los cuarenta y seis, pero está visto que las mujeres de mi familia no tenemos escapatoria y antes o después nos acaba atacando el asqueroso cangrejo.
Me encuentro bien, de momento estoy tranquila y más o menos resignada a soportar con buen ánimo lo que se me viene encima. Conozco perfectamente como se desarrolla todo este proceso, lo cual es una ventaja porque lo que se sabe da menos miedo que lo desconocido, y es un inconveniente porque recuerdo con absoluta claridad lo que tuvo que soportar mi hermana durante año y medio largo y me da bastante pavor.
Pero vaya, la Medicina ha progresado mucho en los últimos años, especialmente en el campo del cáncer y yo creo que se investiga y se avanza cada día más ¿no te parece?
También quería decirte que como voy a estar de baja mucho tiempo (me han dicho que un año aproximadamente) había pensado escribir una especie de diario, pero no en plan autoayuda, ¡qué horror!, sino procurando desdramatizar el tema; ir contando el proceso de la enfermedad y del tratamiento con cierto humor...si puedo, naturalmente. Además he pensado que me gustaría compartir contigo mis escritos, suponiendo que al final me decida a hacerlo y tú estés de acuerdo en leerlos, así que llámame cuando recibas esta carta y dime si te parece bien mi proyecto y si estimas conforme con ser el cubo donde vierta mis futuras miserias. Si no te apetece dímelo con total franqueza, por favor, que lo entenderé perfectamente y te juro que no me lo tomaré a mal.
Espero tus noticias. Hasta entonces recibe un gran abrazo de tu atribulada pero no derrotada amiga.
P.D. Ironías del Destino: hoy precisamente era el Día del Cáncer de mama en Aragón y todo el mundo iba por la calle con el lacito rosa en la solapa. No me negarás que empezamos con un toque clarísimo de humor negro...
Besos
P.D. Ironías del Destino: hoy precisamente era el Día del Cáncer de mama en Aragón y todo el mundo iba por la calle con el lacito rosa en la solapa. No me negarás que empezamos con un toque clarísimo de humor negro...
Besos
Nekane
Suscribirse a:
Entradas (Atom)