2ª
Carta
Querido
Pablo:
No sabes lo bien que me sentó hablar
contigo anoche. Conseguiste que después de nuestra larguísima conversación
telefónica (cincuenta y dos minutos, lo comprobé) me encontrara mucho más
tranquila y animada; me dijiste justo lo que yo necesitaba oir y en el tono
adecuado: ni falsamente optimista, con esa alegría fingida que suena
horriblemente forzada, ni melodramática, estabas preocupado pero sereno y me
gustó muchísimo oírte. ¡Ya sabía yo lo que hacía cuando te elegí como
confidente!
Quedamos pues en que yo te escribo
contándote todas mis aventuras y desventuras y tú me llamas después de recibir
mis cartas para comentarlas y darme ánimos, que buena falta me van a hacer. Era
eso lo que me proponías ¿verdad? Pues acepto encantadísima…y mil gracias, eres
el ,mejor de los amigos.
Y como estaba segura al cien por cien de
tu respuesta, ya he pensado un título para las futuras y apasionantes páginas
que te voy a enviar, a ver qué te parece: “Cartas de una cancerosa, o cómo
tomarse con cierta dosis de humor esta enfermedad” Me gusta porque suena a uno
de esos novelones ingleses del siglo dieciocho que siempre me han chiflado: “Las
desventuras de Pamela o el triunfo de la virtud”, “El vizconde lujurioso o la
maldad siempre recibe su castigo”. Algo de ese estilo…
Hace unos días, hojeando mi cuaderno de
citas (ya te hablaré de eso otro día, ahora no tengo tiempo) encontré dos que
van muy bien con mi actual situación y con mi proyecto literario, así que te
las copio:
“Hemos desperdiciado el día en que no nos
hayamos reído ni una sola vez”.
“En pequeñas cantidades, la frivolidad
es esencial; ausente ella, la tentación de sacralizar es inevitable”.
Vaya, pues no pienso sacralizar el
cáncer, sólo faltaba, y voy a procurar reírme al menos una vez al día.
Desarrollaré al máximo mi lado frívolo y trataré de que mis cartas nos sirvan a
los dos de entretenimiento, y a mí además de alivio y desahogo porque en realidad
estoy muy, muy asustada; trato de no pensar mucho, pero me viene a la cabeza
todo lo que me espera dentro de poco y me entra un miedo horrible. Pero no te
asustes, son flashes que llegan y se van rápidamente, los tengo perfectamente
controlados.
Tú llámame cuando puedas, ya sabes lo
mucho que me alegra oírte.
Un beso
No hay comentarios:
Publicar un comentario