26 de octubre de 2017

Libro mes de noviembre




UN JARDÍN ENTRE VIÑEDOS
Autora: Carmen Santos (Valencia 1958)
Editorial Grijalbo 2016

Páginas 543

Una apasionante historia de amor, traición y secretos familiares entre los alegres e intelectuales salones parisinos de los «felices años veinte» y el austero Aragón rural de la época.

Libro mes de octubre



El cuento de la criada, una de las novelas más célebres y prestigiosas de Margaret Atwood, constituye una mirada futurista a una sociedad totalitaria. Una mirada terrible y lúcida que denuncia la barbarie que pueden llegar a alcanzar los puritanismos extremos de toda índole, con sus ansias de dominio sobre los seres humanos, a los que privan del ejercicio del derecho a la libertad. «Debemos recordar que no hay nada nuevo en la sociedad descrita en El cuento de la criada, excepto el tiempo y el lugar. Todo aquello acerca de lo que he escrito se ha hecho anteriormente, y más de una vez», ha escrito la propia Margaret Atwood, galardonada con el premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2008. 

30º CARTA

Marzo de 2011

        Querido Pablo:
        Ayer tuve una visita esperada y otra inesperada y muy agradable que me emocionó una barbaridad, me cayeron un par de lagrimillas y todo... La visita esperada era la de unas compañeras de trabajo, las que están conmigo en el segundo ciclo de primaria, y la sorpresa es que me traían un regalo de mis alumnos, acompañado, eso es lo mejor, de un librito hecho por los niños con dedicatorias, dibujos, poesías, collages y canciones inventadas por ellos para mí. ¿ A que es un detallazo?.
        Estos niños tienen diez años, la mejor edad para todo: para trabajar con ellos porque van siendo más autónomos y entienden mejor las explicaciones, y para convivir con ellos porque aun son bastante dóciles y cariñosos, todavía desean agradar al adulto y ganarse su afecto. Después vienen los horrores de la adolescencia y las cosas cambian por completo, resulta mucho más difícil lidiar con ellos. En fin, qué te voy a contar, si tú también tienes hijos y sabes perfectamente a qué me refiero...
        Las compañeras me contaron que mis alumnos siguen preguntando por mí y quieren saber cuando voy a regresar al colegio (yo también...), así que para no asustarlos, porque la palabra "cáncer" ni se nombra, da demasiado miedo, les dicen que me han operado y que todo salió muy bien, pero que tengo que hacer reposo durante varias semanas y que volveré cuando los médicos digan que ya estoy completamente recuperada.
        Tengo aquí el librito y te voy a copiar algunas dedicatorias, para que veas cómo son estas criaturas; la verdad es que unas veces te los comerías a besos y otras desearías que fueran gallinas para retorcerles el pescuezo a algunos. Pero fíjate qué cosas dicen:
       
        "PARA LOLA
        Hola, Lola: ¿Estás bien ya? Espero que te recuperes pronto porque te echamos mucho de menos. Si puedes escríbenos tú una carta a toda la clase. ¡VUELVE PRONTO!
        Un abrazo de Marta"
        (Inciso aclaratorio: no incluyo las faltas de ortografía. "ya" iba con ll y "echamos" con h, pero la intención es lo que cuenta no?)
       
        " Hola Lola, te he escrito un verso:
        Lola desde que te fuiste
nadie durmió
todo el mundo se puso triste
sobre todo yo.
Te echamos de menos toda la clase
y por eso te digo que te quiero mucho.
Para que no te rindas te doy un beso,
mi apoyo y un gran abrazo.
Vuelve a clase
y note vayas otra vez.
De Elena para Lola"
        "Lola, estamos esperando que vuelvas. Si estás enferma aún cúrate deprisa y si no lo estás ¿Por qué tardas tanto? Bueno, eso último no importa. La profesora que tenemos ahora nos enseña las palabras agudas, llanas y esdrújulas pero no me acuerdo de ponerlas. Lola esperamos impacientes tu llegada. Atentamente Carlos."
       
        "Que tal Lola. Estamos preocupados por tí y yo te escribo esto:
        El colegio no es colegio sin tí
        y las clases de lengua y mates
        son un rollo sin tí.
        Estamos como esperando un tren
        siempre viajando y nunca llegando.
        UN ABRAZO Y QUE TE RECUPERES. RAFA."

        Hola Lola: echamos mucho de menos tu voz y tus enfados, queremos volverte a ver con tu bata blanca y tus pelos cortos. Ójala hiciéramos una excursión a tu casa para verte. Te queremos Lola. ¡Recupérate pronto!. Cristina"

        Así hasta veinticuatro, con dibujos, recortes, pegatinas y collages. ¡No me digas que no es para llorar de emoción!
        Bueno, cambio de tema, no quiero ponerme pesadita con las gracias de mis alumnos. Y como me pillas de buen humor, voy a satisfacer PO FIN tu curiosidad malsana y un poco porteril ; te voy a contar lo que ha pasado con mi "novio", como dices tú, y te advierto que eres un antiguo porque esa palabra ha desaparecido casi por completo del lenguaje llano, al menos en mi entorno. La gente ahora tiene parejas, compañeros sentimentales o amigos íntimos con derecho a roce, pero de novios nada, entérate. Y por cierto, me acabo de dar cuenta de que tu y yo nunca hemos hablado de nuestros asuntos sentimentales, cosa bien rara porque siempre hemos sido muy sinceros el uno con el otro. Nos hemos mantenido puntualmente informados de lo "gordo", es decir, de bodas, hijos, divorcios, rebodas y redivorcios, pero sin entrar en detalles, simplemente para mantenernos al día de nuestra situación y supongo que también para evitar meteduras de pata con maridos o esposa celosos...
         Sigo contando, que me disperso. Yo llevaba algún tiempo saliendo y entrando con un señor, aunque sin compartir techo porque ambos estábamos muy cómodos en este plan Sartre-Beauvoir / Allen - Farrow (y mira como acabaron estos últimos, tenía que habérmelo figurado); realmente no sé si la cosa hubiera seguido adelante y habríamos llegado a mayores porque ni se planteó el tema, pero gracias a mi cáncer ha quedado resuelto con carácter definitivo. El proceso fue lento, pero seguro: primero disminuyeron poco a poco las visitas y las salidas, luego se fueron espaciando las llamadas telefónicas "para no molestar" (-me) y por fin un día me pillo más guerrera de lo habitual y le dije con toda claridad que no se molestara, que le recordaría con afecto (¡ja!) y siempre le consideraría un buen amigo (ya veremos), pero que había dejado e contar con él, que ya nos felicitaríamos la Navidad y por nuestros respectivos cumpleaños e incluso podíamos charlar unos minutos si nos encontrábamos por la calle, pero que estaba totalmente fuera de mi vida.
        Y te advierto a tí también: no me vuelvas a mencionar este tema ni se te ocurra decirme que cuando este curada quizás vea las cosas de otra manera y recuperemos la relación, porque no será así. Tal vez no lo hayas notado porque nunca hemos tenido conflictos gordos, pero soy muy rencorosa y cuando termino con algo o alguien no suelo dar marcha atrás; encima y para mi desgracia, tengo una memoria de elefante, cosa que no ayuda nada en estas ocasiones.
        Voy a terminar aquí, esta carta se ha hecho larguísima y además ya no estoy de tan buen humor como cuando la he empezado. Es que este tipo de fracasos duele, caramba, que no somos de piedra, pero me alegro de habértelo contado y te pido por favor que no me lo vuelvas a mencionar jamás, ¿de acuerdo?.
Hasta la próxima, todo mi cariño para tí con un gran abrazo.

        Nekane


29º CARTA


Febrero de 2011

        Querido Pablo:
        Hoy no debería escribirte, es el día menos apropiado para hacerlo, pero me he acostumbrado durante estos casi cuatro meses (¡ya!) a contarte todas mis cosas, buenas y malas; es casi un reflejo pauloriano, no puedo evitar pensar " esto se lo contaré a Pablo" cuando me sucede algo digno de mención.
        Hoy es mi cumpleaños. Aparte de que cumplir sesenta y dos años no es precisamente para dar saltos de alegría, he estado acordándome del cumpleaños anterior y me he puesto muy triste, la verdad. El año pasado tuve nada menos que cuatro celebraciones: con la familia, con los compañeros de trabajo, con mis amigas las divorciadas y con un amigo especial que ahora ya no está conmigo. Bueno, estar sigue estando, quiero decir que no se ha muerto de repente ni hemos dejado de hablarnos, pero la situación ha cambiado por completo, y no para mejorar precisamente. Por lo visto hay relaciones que sólo pueden florecer en buena tierra y con clima benigno, que no están preparadas para soportar las dificultades, la enfermedad, las mastectomías radicales, la alopecia... Ya me entiendes ¿verdad?, no hace falta que te de más explicaciones. Además prefiero no hablar de ello porque todavía me escuece, aunque para ser totalmente sincera debo confesar que me ha dolido menos de lo que me temía al principio. Me figuro que se debe a estoy tan centrada en superar el tratamiento, curarme y volver a mi vida normal que doy menos importancia a otras cosas. Instinto de supervivencia, supongo.
        La semana pasada estuve poniendo al día una agenda con las direcciones y teléfonos de mis parientes y amigos, y me dio por pasarles revista y hacer una especie de clasificación, poniendo en una columna a los que me llaman frecuentemente y me acompañan y en otra a los que han pasado de mí olímpicamente. Qué arpía amargada y rencorosa me he vuelto ¿verdad?. Pues tal vez si, pero lo que me llamo la atención fue que pude comprobar que se están preocupando mucho por mí personas de las que no esperaba tanta atención y afecto y me están fallando lamentablemente otras que yo pensaba que me iban a dar mucho más apoyo. Bueno, siempre me quedará París, es decir, ese pequeño grupo de incondicionales que nunca, nunca me habéis fallado. Tú marchas triunfalmente a la cabeza de esos elegidos, aunque acabo de darme cuenta de que son las nueve de la noche y aún no me has felicitado. ¡A ver si te cambio de columna y acabas el día en la lista negra!
        Voy a terminar aquí la carta. Al final no me ha salido demasiado negativa, creo que podrás soportarla sin preocuparte.
        Hasta otro día, un beso para tí de esta pobre anciana enferma y abandonada.

        P.D.- Son las diez de la noche y acabas de felicitarme, así que continuas encabezando la lista blanca de las buenas personas. ¡Un abrazo muy grande!



28º Carta

28º  CARTA
Febrero de 2011

        Querido Pablo:
        Ayer fue mi día de las rectificaciones. Reparé una injusticia y comprobé lo buenas personas que son algunos( seguramente muchas) inmigrantes. ¿Recuerdas que en una carta anterior hablé mal de uno, un musulmán que casi logro poner patas arriba el hospital  Clínico con sus exigencias? Bueno, pues ahora me toca hablar bien de una señora Ecuatoriana que cuidó a mis padres durante su último año y que se portó con ellos fenomenal, tuvo una paciencia y una amabilidad enormes. Pero me estoy liando, te voy a contar las cosas de una en una y en orden.
        Resulta que cada cinco de febrero el profesor de religión del colegio nos trae con toda puntualidad a las compañeras una bolsa de "tetas" de Santa Águeda bendecidas, para preservarnos de las enfermedades relacionadas con las glándulas mamarias. ¿Te acuerdas de esta tradición? A lo mejor no, porque al ser varón no necesitas la protección de la santa. Por si no lo sabías o se te ha olvidado desde que estás lejos, te informo de que las "tetas" en cuestión son una especie de magdalenitas muy redondas y con un pegote de azúcar en la punta. Vaya, de lo más sugerentes, ya te lo puedes imaginar.
        Bien, pues el día cinco me llamo este profesor para invitarme a un café y darme las famosas "tetas", sugerencia a la que respondí con un bufido tremendo. Le dije que todos los años me las he comido devotamente y no me han servido para nada: se acabó, he perdido completamente la fe en Santa Agueda y no pienso comer ni una teta más,  por muy bendecidas que estén. ¡<son absolutamente ineficaces!
        Luego reflexioné, me sentí culpable y llame al compañero para pedirle disculpas e invitarle a un chocolate con churros en Porta (¿te acuerdas?. Se había tomado muy bien mi desplante, se reía al acordarse del resoplido que le dí y nos despedimos tan amigos como siempre.
        Al volver a casa después del chocolate me fijé en una pareja que estaba en la acera, parados justo delante de mi portal, y cuando la mujer me vio se le ilumino la cara de oreja a oreja; la reconocí enseguida, era Margarita, la señora ecuatoriana que cuidó a mis padres, y para que veas lo agradecida y sentimental que es la pobre mujer: estaba enseñándole a su marido , que acababa de llegar de su país, la cas de mis padre y la mía, y dando un paseo por el barrio para que él viera dónde había estado trabajando.
        Me alegré mucho de verla porque todos nos habíamos encariñado sinceramente con ella, así que les invité a un cafecito y cuando les pregunté si el marido estaba de visita o había encontrado trabajo aquí, Margarita me explicó que él había venido " para acompañarla en su enfermedad". Adivina qué tiene: cáncer de mama avanzado, con metástasis en veintidós ganglios axilares. Me quedé patidifusa, y más aún cuando ella me soltó, con una sonrisa enorme:
        - Pero estoy muy contenta porque aquí en España me curarán. He tenido mucha suerte, porque si esto me sucede en mi tierra seguro que no sobrevivo, que allí no hay remedio para estas enfermedades. ¡ Gracias a Dios que estoy en este país! He tenido muchísima suerte, señora, ya lo ve.
        Estuve apunto de decirle que yo me encontraba en la misma situación que ella, pero me lo pensé mejor y me limité a darle ánimos y a decirle que sí, que aquí la atenderían muy bien y que estaba segura de que conseguiría superar la enfermedad. Me dieron la razón y se marcharon tan contentos, dejándome con la sensación de que soy una bruja desagradecida que se queja al menor contratiempo. Bueno, el cáncer no es exactamente un "contratiempo", pero ya entiendes lo que quiero decir.
        Después me ría sola acordándome de cuando Margarita daba de comer a mi padre, que estaba ciego y completamente desorientado, él le decía muy digno:
        - El menú estaba exquisito, joven. Le voy a dejar una buena propina.
        Qué barbaridad, qué tarde se me ha hecho. Te dejo, voy a preparar la comida que  Diego llegará de un momento a otro.
        Un beso para tí.

        Nekane.



5 de junio de 2017

21ª CARTA
Enero de 2011

        Querido Pablo:
        ¿Has superado las fiestas sin incidentes dignos de mención? Quiero decir sin indigestiones, melopeas y resacas, brocas familiares, gastos excesivos, etc. Bueno, aún falta el día de Reyes, pero ahora apenas se celebra, al menos esa es mi impresión cuando miro a mi alrededor. Nosotros si que lo celebramos, y a la antigua, como cuándo éramos pequeños; este año toca poner los zapatos en mi casa la noche de Reyes y al próximo año será en casa de mi hermana, nos vamos alternando. Nos juntamos después de comer, tomamos chocolate con roscón de Reyes y abrimos los regalos que han puesto sus majestades...
        Hablando de otro yema menos grato, ayer fui al hospital para que me hicieran la primera de las pruebas que me ha mandado la oncóloga: una rentriculografía isotópica, o sea, que me miran algo del corazón. Suena muy rimbombante, pero al final se trataba de pincharme, cómo no, con el horror que les tengo a las inyecciones desde mi más tierna infancia.
         En fin, que me sacaron sangre, me explicaron que me iban a "marcar" y me mandaron a desayunar, diciéndome que volviera en una hora; al regresar me inyectaron la sangre "marcada" esperé media hora y me metieron en una sala con una camilla y una pantalla grande que me colocaron a la altura del pecho, me abarcaba más o menos desde el cuello hasta la cintura. Estuve cosa de quince o veinte minutos con el aparato girando a mi alrededor y haciendo ruidillos raros, pero estaba relajada y no me resultó incómodo; además la pantalla no me tapaba la cabeza, así que no tuve sensación de agobio en ningún momento.
        Al salir del hospital me fui a hacer unas compras y en la cola del súper me pasó una de esas cosas chuscas que me ocurren últimamente: coincidí con una vecina que me preguntó cómo me encontraba y de paso me explicó que una de sus nueras estaba también en tratamiento de quimio por un tumor mamario. Hasta aquí normal ¿no? Bueno. pues de repente se metió e nuestra conversación una señora totalmente desconocida para ambas y me soltó , sin cortarse ni un pelo, que en este momento tan difícil de mi vida debería refugiarme en la iglesia para superar el trance y soportar la enfermedad con alegría (¡¿?!) y resignación gracias a la ayuda de la fe. Ah, y no contenta con eso saco del bolso una estampita y me la dio. Me pilló tan desprevenida que metí la estampita en la bolsa del súper y me marche a casa sin decir oste ni moste. Aquí delante la tengo, es una de esas vírgenes románicas con cabeza de bombilla, y debajo pone: "Dios te ama y quiere que seas feliz". ¿Que te parece? Yo considero humildemente, que el Altísimo no tenía más que haberme dejado como estaba hace unos meses, es decir, sana, entera y razonablemente satisfecha con mi modesta y poco glamurosa vida. En fin, vamos a dejarlo, que tampoco quiero ponerme herética ni volteriana.
        Ah, que no se me olvida: mándame la lista de libros que me dijiste el otro día por teléfono, seguro que habré apuntado mal esos apellidos extranjeros porque llevaba el móvil casi sin batería y te oía a ráfagas, con muchas interrupciones.
        Que pases un buen día de Reyes y tengas muchos regalos; el mío te llegará tarde porque el correo va fatal en estas fechas, pero cuando llegue te va a gustar mucho, ya lo verás.
        Hasta pronto, un fuerte abrazo
        Nekane
       




20ª CARTA

       Querido Pablo:
        Todo llega y todo pasa, como decía la canción de Miguel Ríos. Llegaron los primeros efectos de la quimioterapia y ya se han pasado casi por completo, afortunadamente. Hicieron su aparición con toda puntualidad a las cuarenta y ocho horas del gotero y me duraron tres días aproximadamente, así que redondeando un poco te puedo decir que si me ponen los goteros un martes, al lunes siguiente he recuperado la normalidad, o casi, sólo me queda un poco de cansancio; dolor no, ni tampoco fiebre o nauseas, únicamente mucha fatiga y taquicardias cuando hago algún esfuerzo. Como puedes ver, todo bastante soportable (de momento...)
        Lo curioso es que estos síntomas los noto al revés de lo que sería lógico, es decir, que aunque duermo bien me levanto por las mañanas hecha puré y voy remontando a lo largo del día hasta encontrarme por la noche bastante mejor; yo creo que lo contrario sería lo más natural, a sea, levantarme descansada e irme apagando a lo largo de la jornada ¿no crees? Por ejemplo, una de las cosas que más me cuesta es hacerme la cama, ya ves qué tontería. Voy remetiendo la ropa por un lado y me siento en la alfombra durante unos segundos recuperándome del "esfuerzo", doy la vuelta a la cama, meto la ropa por el otro lado y vuelvo a sentarme con el corazón en la boca. Y menos mal que tengo un ajuar muy clásico, porque como tuviera que bregar con fundas y rellenos nórdicos acabaría cayéndome al suelo redonda.
        Cuando termino esta penosa tarea me arrastro a cámara lenta por las habitaciones y voy a comprar, aunque solo sea el pan y los periódicos, porque me he propuesto salir a la calle todos los días salvo que el tiempo me lo impida. Luego leo un rato, hago la comida y mientras Diego recoge la mesa y la cocina yo me instalo en mi sillón de lectura; lo tengo estratégicamente situado junto al radiador y debajo de la ventana, así tengo luz abundante y estoy calentita, que ya sabes lo friolera que he sido siempre y ahora aún más. Leo, cabeceo un rato y después me distraigo viendo alguna de las series televisivas que me grava Diego; hay algunas muy entretenidas, nada memorable, pero simpáticas. En cuestión de lecturas también he estado muy poco profunda estos días, me he atizado los treinta y cuatro tomos de Asterix  y un recopilatorio de Maitena "Todas las mujeres alteradas". Supongo que a los hombres os hace menos gracia, pero la mayoría de las mujeres opinamos que dice verdades como puños acerca de las relaciones de pareja y de los sentimientos femeninos. Ahí te mando un par de botones de muestra.
        Primer botón:
        1.- "Si él llega tarde, te pide que le calientes la cena. Si tú llegas tarde, te pide explicaciones"
        2.- " Cuando él va a bañarse, tú le dejas tallas secas. Cuando te toca bañarte a tí, él te deja el suelo mojado."
        3.- "Si aparece tu suegra, tú la atiendes. Si aparece tu mamá, él se va a dormir la siesta"
        4.- "Si él trabaja mucho, es para cuidarte. Si tú trabajas mucho, le descuidas."
        5.- "Si él habla de su trabajo, tú le escuchas. Si tú hablas de tu trabajo, él pone la tele"
        6.- " Si él "no tiene ganas", está cansado. Si tú "no tienes ganas", eres una frígida."
        Y ahí va el segundo botón:
        "Dime qué edad tienes y te diré que esperas de un hombre" :
        - Quince años: que sea guapo.
        - Veinte años: que sea divertido.
        - Veinticinco años: que sea inteligente.
        - Treinta años: que sea apasionado.
        - Treinta y cinco: que tenga "pasta".
        - Cuarenta años: que sea soltero.
        - Cuarenta y cinco: que sea sensible.
        - Cincuenta años: que sea buen compañero.
        - Sesenta años: ¡que este sano!.
        -Sin comentarios.
        Bueno, pues así ha pasado mis días de resaca química; ahora estoy casi bien y he recuperado mi ritmo habitual, un poco más lento y reposado pero sin problemas. Espero que el veneno que me están inyectando haga su trabajo a conciencia y que mientras recorre mi aparato circulatorio vaya asesinando sin piedad o fagocitando las células cancerígenas, como en los juegos de come cocos. Cuando pienso en ello me imagino una especie de circuito en el que pelean a muerte los comecocos de la quimio, gordos y rojos, contra los comecocos del cáncer, que son negros y con púas de erizo; los veo con toda claridad, correteando por mis venas y persiguiéndose unos a otros...¡Delirios de cancerosa, no te asustes!
        Para terminar te diré que me despedí del año más asqueroso de mi vida hecha un verdadero pingo porque me pilló la nochevieja en el punto álgido de la quimio; brindamos y esta vez al desearnos salud yo no añadí, como hacía siempre, que salud y algo más, me quedé con la salud a secas. Ya ves lo humilde que me he vuelto, cómo ha conseguido el cáncer bajarme los humos y moderar mis deseos desordenados.
        Una vez más, feliz once, que te traiga todo lo que deseas... y mucha SALUD.

        Besos y abrazos
        Nekane.
       
       



19º CARTA

        Querido Pablo:
        ¡UNO MENOS! ¿y sólo me quedan siete goteros! Voy a tomármelo se esta manera, a ver si consigo que se me haga más corto el proceso...
        Hoy llevo todo el día hecha un manojo de nervios tratando de notarme síntomas raros, aunque todo el mundo me ha dicho que la quimio tarda bastantes horas en hacer efecto, un par de días como mínimo; supongo que será en función de la dosis o de la clase de sustancias que te inyectan. Ya se irá viendo.
        Bien, pues voy a explicarte con detalle, como tú dices, mi primera experiencia goteril. Tal vez por eso, porque era la primera vez, anoche apenas pude dormir; había puesto el despertador a las siete, pero no me ha hecho falta, he llegado al hospital antes de hora y me ha venido muy bien porque he tardado un buen rato en encontrar la sección de Oncología. A las ocho en punto nos han ido llamando de cuatro en cuatro para sacarnos sangre y nos han dejado puesta la vía para enchufar en ella los goteros; yo me he pasado toda la mañana pendiente de la dichosa vía, me daba miedo enganchármela con el jersey o que se me cayera, no paraba de tocármela.
        Como yo tengo, según me dicen siempre, unas venas como canales, me colocaron la vía a la primera y sin dificultad, pero la enfermera que estaba frente a mí, tuvo problemas con el señor al que estaba pinchando; necesitó varios intentos, el pobre hombre se mareó y casi vuelca la bandeja con el instrumental. A mi izquierda había una señora que llevaba en el escote una especie de ladrón ( se llama "reservorio", que lo pregunté) donde le clavaban la jeringuilla para sacarle sangre, y cuando he preguntado por qué no me ponían a mi eso me han dicho que tengo buenas venas y me van a poner un tratamiento "corto". Le parecerá corto a usted, he estado a punto de decirle...
        Bueno, pues a continuación me han hecho pasar a un despacho para que la enfermera supervisora rellenara una ficha con mis datos (estatura, peso, alergias, etc) y me hiciera una serie de recomendaciones. Me ha dicho que podía irme a desayunar y que volviera al cabo de una hora para que me dijeran si me ponían el gotero o no, que eso dependía de los resultados del hemograma que me harían a continuación; por lo visto, si la analítica no sale como debe, te retrasan unos días los goteros. Luego la supervisora me ha dado unas hojas en las que me informan de todos los síntomas que puedo tener (ni te imaginas cuantos) y una lista de cosas poco recomendables: no se debe fumar, ni beber alcohol, ni tomar el sol, hay que comer bien procurando reducir las grasas y descansar todo lo posible. Todo cosas de sentido común, nada raro ni difícil de cumplir, pero a mí, al revés que a mi amiga Elena, de sexo ni media palabra. Una de dos, o piensan que no voy a tener cuerpo para esas alegrías o les trae sin cuidado lo que haga. Tendré que preguntarlo, a ver qué cara me ponen; seguro que piensan que soy una vieja verde.
        Oye, termino por hoy, que se me ha hecho muy tarde. Mañana seguiré contándote las batallitas hospitalarias.

*    *    *    *    *

        Ya estoy de nuevo contigo, y sigo sin notar el menor síntoma. Sólo ha pasado un día, pero es que estoy en vilo, casi tengo ganas de notar algo de una vez. En fin, continúo con mi relato.
        Desayuné en la cafetería del hospital, leí un par de periódicos y cuando volví al cabo de una hora me perdí por los pasillos del hospital. Yo no sé quien diseña los planos de estos edificios, pero deben inspirarse en el laberinto del Minotauro; estoy por venir la próxima vez con un ovillo de lana, por si acaso. Total, que hice unos cuantos kilómetros por los pasillos, pregunte media docena de veces y acabé llegando a la sala de los goteros con la lengua fuera; los análisis habían salido bien, me instalaron en un orejero enorme con reposapiés y trajeron nada menos que cuatro bolsas de líquidos, uno de ellos de un color rojo pasión terrorífico. Debí poner una cara rarísima, porque la enfermera se detuvo en explicarme que la primera bolsa y la última contenían solo sueros para limpiarme las venas antes y después de la quimio, que estaba en los otros dos goteros; el peor, o mejor, según se mire, era el rojo y resulta que contenía nada menos que platino, vaya nivel. Me parece un lujazo que me llenen las venas de metales nobles, sobre todo porque soy alérgica a la bisutería, pero cas me daba pena hacer pis, parece un desperdicio eso de tirar el platino por el retrete y a lo mejor es malísimo desde el punto de vista ecológico, vaya usted a saber.
        En fin, allí estuve casi tres horas, conectada a una bolsa tras otra. Leí, observe a mis siete compañeros, charle con una señora excancerosa voluntaria de la Asociación Española Contra el Cáncer que repartía bebidas y caramelitos y por fin, a la una y media de la tarde me desenchufaron y salí huyendo.
        Volví a casa con tembleque de rodillas por la cantidad de horas que había estado sentada, pero estoy más optimista porque veo que los goteros no causan ninguna molestia, quiero decir que no duelen ni producen sensaciones raras; lo único desagradable es cuando clavan la vía, que es bastante gorda, pero el dolor dura sólo unos segundos. Vaya, que estoy muy bien, ya te iré contando cómo evoluciono a lo largo de los próximos días.
        Hasta pronto, que sigas celebrando las fiestas y disfrutando mucho. Yo, de momento, hago lo mismo.
       
        Besos para tí.
        Nekane.


UN DESPERTAR FUGAZ

Resultado de imagen de PILAR TELLO


Pilar Tello Berdún



UN DESPERTAR FUGAZ
que nunca acaba.
Unos brazos que claman acogida.

Presagios de cristal,
bronce de sueños.
Placer sobre cenizas.

Para enterrar amor
no hay que hacer fosa:
se muere con el grito de la espera.


P.Tello B.


(Premiado en la XXII Muestra Poética As.V. Salvador Allende

2 de junio de 2017)

21 de mayo de 2017

Conversaciones con el autor

Capital del desierto
25 de mayo
2017
Acaba el verano de 1958. El barrio de Las Fuentes, en Zaragoza, crece a golpe de especulación: las viviendas del grupo Girón y las del grupo Casta Álvarez aparecen de la nada junto a las viejas casitas de Rusiñol y Figueras, las de Escoriaza, las casas baratas de Montemolín, el Matadero Municipal, la parroquia de Cristo Rey, los campos de Racaud, una línea de tranvía. Zaragoza capital del desierto, crece a golpe de ladrillo...
Jorge Sanz Barajas






ASOCIACIÓN DE MUJERES MARÍA MOLINER PROMUEVE LA TERTULIA LITERARIA


HORA: 19:30 EN EL AULA PAULA ORTIZ
DIRECCIÓN: AVENIDA VALENCIA, Nº 39





18ª CARTA

        Querido Pablo:
        Esta va a ser una carta rebosante de frivolidad, no vas a encontrar en ella ni una sola idea profunda ni un sentimiento elevado, al contrario, sólo verás en estas páginas observaciones insustanciales y superficialidad a chorros. Te lo advierto, si tú tienes hoy un día metafísico harás muy bien en tirar la carta a la basura directamente, sin molestarte en leerla porque voy a contarte en ella con todo lujo de detalles mis explicaciones en busca de pelucas, gorros, boinas, turbantes y toda clase de cubrecabezas medianamente airosos y favorecedores.
         Ya sé que resultara un poco prematuro, porque ni siquiera he comenzado la quimioterapia, pero me da auténtico terror pensar que se me empiece a caer el pelo de pronto  y no tenga nada preparado para taparme la calva, así que me dedico a traquetrear a mi hermana y a mi sufrida amiga Pepa de tienda en tienda buscando tocados glamurosos que vayan con mi personalidad.
        Fuimos primero a una peluquería que me habían recomendado como la mejor en su género, especializadísima en señoras quimiadas, y salí de allí francamente molesta al ver como hacen negocio algunas personas a costa de la desgracia ajena. Las pelucas que hacen ellos son de pelo natural y van fijas, pegadas a la cabeza con silicona, o sea que no te las puedes quitar para nada, ni para dormir ni para ducharte. El proceso es así: en cuanto notas que se te empieza a caer el pelo les pides cita urgente y te rapan la cabeza, te colocan la peluca (preparada y pagada previamente, por supuesto) y cada ocho o diez días acudes allí para que te la despeguen, te acondicionen el cuero cabelludo con unos cuantos tratamientos especiales (y caros) y te  laven y peinen la peluca. Total, que te soplan mil quinientos euros por el bisoñé (doscientas cincuenta mil pesetas de las de antes) y cuarenta euros, o sea, más de seis mil pesetas, por cada sesioncita de peluquería. Me pareció un auténtico robo, qué quieres que te diga.
        El peluquero explicó, con muchísima labia, que ellos hacen todo lo posible por evitar a sus clientas traumas horripilantes; llegamos allí con nuestro pelo y salimos con peluca incrustada, sin haber pasado el shock de vernos calvas ya que ninguna sala ni cabina tiene espejos.
        Si, todo muy bien organizado, pero lo encuentro carísimo, y además vive una pendiente del dichoso peluquín; tampoco me gustaba la idea de no podérmelo quitar para ducharme y para estar cómoda en casa cuando no haya nadie al rededor, y me parecía horrible tener que dormir con la peluca encasquetada.
        Nos fuimos de allí discutiendo, unas a favor y otras en contra, pero no descarto nada todavía, aún no me he decidido. Otra tarde fuimos a una peluquería bastante más modesta y allí me enseñaron una pelucas mucho más baratas y sencillas: de pelo sintético, no pesan nada (las otras sí, parecían morriones de la guardia Real inglesa), se lavan en casa y se secan en un par de horas. Además se pueden quitar y poner fácilmente, no necesitan tratamientos especiales y si quiero que me la retoquen y me acondicionen el cuero cabelludo me cobran justo la mitad que la otra peluquería.
        Y ya por último, fuimos a una tercera que resultó ser el término medio entre las otras dos. Las pelucas eran también de quita y pon y sintéticas, algo más caras pero más bonitas (según mi hermana, las de la peluquería "barata" parecían boinas peludas) y había una variedad impresionante de modelos y colores. La peluca costaba allí trescientos cincuenta euros y te regalaban una cabecita de plástico para ponerla cuando no la usas, champú y acondicionador para pelo sintético y bonos para cuatro sesiones gratuitas de peluquería, consistentes en rapado de cabeza (si hace falta) y masaje, lavado y acondicionamiento del bisoñé. Creo que al final me decidiré por ésta, pero aún no lo sé.
        También he arrastrado a la pobre Pepa varias tardes para buscar gorras en las boutiques de complementos y me he comprado dos para la calle, con bufanda y guantes a juego; también he comprado unos pañuelos de algodón para estar por cada fresca cuando empiece el buen tiempo.
        Seguro que te estará pareciendo todo esto una bobada, pero yo creo que el hecho de preocuparme de todos estos detalles me hacen bien, me tranquiliza y así me da la impresión de tenerlo todo organizado y de controlar la situación. Me siento más segura pensando que no me va a pillar nada por sorpresa, que sé lo que va a sucederme y estoy preparada para sobrellevarlo. En fin, ya veremos cómo reacciono cuando ase de la teoría a la práctica y tenga que enfrentarme a las molestias de la quimio; espero soportarlas con buen ánimo y sin darle el tostón a nadie. De momento sigo tranquila, así que no te preocupes, llama cuando puedas y hasta entonces te mando un gran abrazo.


        Nekane


        P.D. _ Repito: si esta carta tan frívola te aburre, la tiras a la basura y te olvidas de ella. Ya te escribiré otras más profundas y filosóficas, no te preocupes. Un beso.





17ª CARTA

        Querido Pablo:
        ¡¡Aleluya!! ¡Acabo de volver de hablar con la oncóloga y tengo grandes noticias! La primera y mejor, que no necesito radioterapia, cosa que ya me había dicho el cirujano, pero me ha dado más tranquilidad que me lo confirmara esta doctora. La segunda, que me han pedido disculpas por no haberme citado antes (falta de personal, bajas maternales, muchos pacientes, ba-bla-bla...) y me ha dicho que empiezo las sesiones de quimioterapia el día veintiocho de este mes, dentro de una semana justa. ¡Por fin!
        He ido al hospital con mi hermana a las cuatro de la tarde y al llegar nos ha parecido raro que no hubiese nadie ni en la sala de espera ni en frente de la puerta de la unidad de mama; me he acercado a mirar los horarios y he visto que los dos, señora y caballero, tenían la consulta de 10:00 a 14:00 de la tarde, así que se me han alterado los pulsos imaginando un error, más retrasos, etc., pero casi al instante ha salido una enfermera y nos ha hecho pasar aunque todavía no era la hora.
        La oncóloga era joven (todo el mundo es joven ahora, los médicos, los policías, los conductores de autobús.. ¿lo has notado tu también?) y algo seca, pero es que según mi prima Concha, los oncólogos se muestran siempre algo distantes y tratan de no cogernos cariño por si les damos el disgusto de morirnos. ¿Qué prácticos verdad?
        Bueno, pues la doctora me ha dicho que me darán ocho sesiones de quimio, repartidas en dos ciclos distintos de cuatro sesiones cada una y empezaré el veintiocho de diciembre; casi parece una inocentada. También me ha explicado los efectos secundarios más corrientes de este ciclo y será mejor que te sientes antes de leerlos: caída total del pelo, nauseas y vómitos, estreñimiento, falta de apetito y mal sabor de boca, pérdida de peso, deterioro de la uñas de pies y manos, sequedad de la piel y las mucosas, cansancio y taquicardias. Francamente, no sé que es peor, que te dejen en la ignorancia o que te suelten toda esta retahíla de calamidades. Ah, y como estaré muy baja de defensas debo acudir a urgencias en cuanto tenga fiebre, porque al estar tan floja, se me puede complicar hasta el catarro más tonto.
        _ Oye, me ha dado la impresión de que eras la única paciente citada hoy y que no reciben a nadie a estas horas. Fíjate, cuando hemos llegado no había ni un alma, hemos estado aquí dentro casi media hora y al salir seguía desierta toda la planta, pasillos incluidos. ¿A que te han llamado a toda prisa por lo burra y lo xenófoba que te pusiste el otro día en Atención al Paciente?
        Me he quedado algo abochornada, pero pensándolo ahora más despacio creo que han debido abrir consulta por las tardes a causa de ese retraso acumulado que comentaba la doctora, no acabo de creer que les causara el otro día tanta impresión , pobre de mí...
        ¿Que como estoy?, me preguntas? Pues mitad contenta y otra mitad asustada. Contenta al ver que mi asunto está en marcha, y asustada por lo que se me viene encima y por lo largo que va a ser este proceso: cinco meses como mínimo, y eso si tengo suerte y pueden ponerme los goteros en las fechas previstas, porque si pillo alguna infección, aunque sea leve, me retrasarán las sesiones de quimio hasta que me recupere del todo.
En fin, de momento voy a disfrutar de la Nochebuena y de la Navidad, por si luego estoy hecha una piltrafa humana. Te deseo, como hago todos los años y este más que nunca, felices Fiestas y SALUD, alegría y SALUD, prosperidad y SALUD, y que el nuevo año sea estupendo para ti en todo. Y yo que lo vea; como decía mi abuela con muchísima razón.
       
        Besos y abrazos para tí.
        Nekane




16ª CARTA

       Querido Pablo:
        Esto te lo cuento solo a tí de forma absolutamente confidencial, y como te atrevas a repetírselo a alguien, a quien sea, lo negaré y además te retiraré el saludo durante una temporada. Es que en el fondo me da cierto bochorno contarlo, aunque lo chusco del caso es que mi desmadre ha resultado de lo más eficaz. En fin, menos rodeos y al grano: Ayer me levante con ánimo guerrero y tras enjaezarme con los pendientes de perlas y el abrigo de piel de mi madre me planté en el hospital a primera hora de la mañana. Lo de los pendientes y el abrigo era una cuestión de "atrezo", para dar la imagen de señora bien de toda la vida capaz de hacer llamadas telefónicas a mover influencias; como puedes comprobar, iba desde el principio con malas intenciones.
        Busqué Atención al Paciente y en cuanto me senté enfrente  a la secretaria, enfermera o lo que fuese, le solté de un tirón y sin titubear (lo llevaba ensayado de casa) mi profunda preocupación por el abandono en que me tienen; dí todo tipo de fechas y detalles, y cerré la solfáma con estas perlas escogidas:
        _ Claro, el caso sería muy distinto si yo fuera un inmigrante, a ser posible musulmán, recién llegado, sin trabajo y sin papeles. Entonces estaría a cuerpo de rey en una habitación individual, con intérprete, asistente social, psicólogo y menú a la carta ¿no? Pero como sólo soy una española que lleva toda la vida trabajando y pagando Seguridad Social e impuestos, no hace falta que se den prisa por mí.
        A estas alturas y por culpa del tremendo calor que hace en el hospital me notaba la cara y las orejas ardiendo, pero no me quité el abrigo porqué pensé que así, toda congestionada, parecía más furibunda. Lo del musulmán no era una invención mía, me lo había contado una vecina que tuvo a su madre de ochenta y tres años aparcada durante dos días en un pasillo con la cadera rota "porque no quedaban camas libres", así que yo sabía muy requetebién lo que estaba diciendo.
        Mira, ya sé que suena xenófobo, racista de mierda y todo lo que quieras, pero el caso es que la señorita que me atendía empezó a llamar por teléfono y a trastear en el ordenador para acabar diciéndome, la mar de obsequiosa y atenta:
        _ Señora, vuelva a su casa tranquila que en esta semana tendrá noticias nuestras, se lo aseguro. La llamaremos por teléfono o le enviaremos una carta para que acuda a su oncólogo y pueda comenzar el tratamiento, que tiene usted razón y le vamos a solucionar el problema, sobre todo no se ponga nerviosa...
        Me dejé apaciguar un poco, no mucho, y me fui de allí con un taconeo digno de Carmen Amaya; de vuelta a casa hice un alto para tomarme un café con leche y dos churros (las rabietas me dan hambre) y no había hecho mas que entrar en el piso cuando oí el timbre del teléfono. No te lo vas a creer, era ya del hospital: el oncólogo me recibiría el próximo martes por la tarde, dentro de cinco días.
        Lo peligroso de este asunto es que he aprendido una lección malísima, y ahora estoy dispuesta a ponerme como una fiera en cuanto crea que las cosas no funcionan correctamente. Me fastidia un poco lo sucedido porque yo siempre he tratado de no organizar alborotos y suelo pecar más bien de prudente, pero el caso es que ahora me siento muchísimo mejor sabiendo que todo está ya en marcha y bien encarrilado.
        Me voy a tomar una caña y unas tapitas con dos compañeros de trabajo, para que me pongan al tanto de los últimos cotilleos laborales. Dentro de cinco días te contaré cómo ha ido la consulta con el oncólogo y todo lo que me espera a partir de entonces...
       
        Hasta pronto. Besos para tí de esta fiera corrupia.
        Nekane.


5 de mayo de 2017

15ª CARTA

Querido Pablo:
        No me he cansado de escribirte, nada de eso, es que sigo sin noticias del hospital aunque han pasado ya seis semanas desde la operación. Mi hermana me dice que tanto ella como otras mujeres que conoce y que estaban en la misma situación que yo empezaron sus tratamientos al cabo de tres semanas de la intervención quirúrgica, así que me estoy empezando a poner bastante nerviosa. Me encuentro muy bien y hago vida absolutamente normal, pero no paro de pensar que el tiempo corre y que hasta yo, que no entiendo nada de medicina, sé que es muy importante coger la enfermedad a tiempo y no dar lugar a que el cáncer pueda extenderse a otros órganos. Resumiendo, que llevo varios días preocupada e inquieta, por eso no te había escrito.
        Bueno, te voy a contar otras cosas a así nos distraemos los dos. Ayer tuve una cena "de chicas" (¡ja, ja,!, entre las cinco sumábamos más de trescientos años) con cuatro amigas de mi pandilla de la piscina. Las conozco de toda la vida porque somos socias del mismo club deportivo y tenemos más o menos la misma edad; en verano nos vemos con mucha frecuencia y durante el invierno procuramos estar en contacto, nos llamamos por teléfono y quedamos de vez en cuando para ponernos al día de nuestros asuntos. Se te van a erizar los pelos al leer esto: de las cinco mujeres, dos tenemos cáncer en el momento actual y otra lo tuvo hace varios años. Da escalofríos ¿no?
        La cena resultó bastante accidentada, porque yo llegaba convaleciente y a otra la acababan de diagnosticar un cáncer de páncreas que al parecer es una metástasis del tumor mamario que había tenido hace seis años, así que fue juntarnos las cinco y ponernos a llorar como magdalenas. Figúrate qué escena. Yo llegué a pensar que sería mejor marcharnos cada una a su casa y dejarnos de cenas, pero el caso es que el ambiente se despejó de pronto, no sé muy bien cómo, y lo pasamos estupendamente. Elena, la el cáncer de páncreas, nos contó que cada vez que va a la consulta del oncólogo tiene que contestar unos test larguísimos con preguntas así de discretas:
        _ "¿Con cuánta frecuencia mantiene usted relaciones sexuales? Marque con una cruz: Nunca, Pocas veces, Bastantes veces, Con frecuencia  "
        Y ella, soltera y sin pareja desde hace varios años, señala invariablemente el último apartado, " con mucha frecuencia" Nos quedamos mirándola bastante perplejas y nos aclaró la mar de convencida:
        _ En primer lugar no entiendo qué carajo le importa al médico mi vida sexual, y en segundo lugar no me da la real gana de que me compadezcan pensando que además de estar fatal no me como una rosca. Así, cuando me vean llegar a la consulta creerán todos que soy la folladora número uno del reino. ¡Faltaría más!
        Bueno, pues además de cenar como un buitre y reírme mucho, yo salí de allí con una idea clarísima: el lunes me plantaré en el hospital a las nueve de la mañana , buscaré la ventanilla de Atención al Paciente y no me moveré de allí hasta que sepa cuándo me va a recibir el oncólogo. Todas mis amigas han opinado que llevo mucho retraso y que no es un asunto que se pueda dejar pasar, así que haré valer mis casi cuarenta años de cotización ininterrumpida a la Seguridad Social y organizaré un buen follón si hace falta, ¡te lo juro!
        Armada de tan buenos propósitos me despido de tí hasta que tenga algo concreto que contarte. Recibe un beso de esta cancerosa enfurecida

        Nekane


14º CARTA

Querido Pablo:

        Ya he notado que te extraña lo poco que menciono dolores o molestias, pero es que apenas tengo, de verdad: no me hago la valiente, te juro que no los tuve ni siquiera cuando estaba en el hospital recién operada. Lo que sí noté desde el primer momento y todavía sigo notando, aunque haya pasado más de un mes desde la operación, es que tengo varias zonas totalmente insensibles, como acorchadas: la axila, parte del pecho y del brazo izquierdo. Quizás vaya recuperando la sensibilidad con el tiempo, no sé como evoluciona este asunto y además supongo que cada caso será distinto. Lo que me gusta es que no me ha quedado hundida la zona operada, pero tal vez será porque todavía queda algo de inflamación, ya lo iré comprobando; el cirujano me dijo que el tumor era bastante superficial y que no había tenido que tocar el músculo pectoral.
        Ahora estoy la mar de impaciente esperando que me llamen de Oncología para comenzar el tratamiento, porqué cuanto antes empiece antes acabará, pero te confieso que me da muchísimo más miedo la quimioterapia que la operación, A mi madre no le dieron ningún tratamiento porque entonces, hace más de cuarenta años, no había nada; después de operarla la mandaron a casa al cabo de una semana sin más medicación que aspirinas para combatir el dolor. Eso sí, debieron limpiarla a conciencia porque vivió cuarenta y tres años más sin ningún problema relacionado con el cáncer.
        Cambiando de tema, voy de sorpresa en sorpresa al comprobar las reacciones tan variopintas y chocantes que tiene la gente cuando se menciona la palabra "cáncer" ; bueno, algunas personas, otras se comportan con sensatez y tratan de animarme, que de todo hay en la viña del Señor, pero me llaman más la atención los comentarios raros.
Ayer me llamo una antigua compañera del instituto a la que conozco hace más de cuarenta años y con la que mantengo una relación poco intima pero muy constante; yo ya sé que es una hipocondríaca de manual y además pesimista, de las que ven siempre la botella medio vacía, pero aunque la conozco bastante bien ha conseguido sorprenderme. Me llamó ayer, por primera vez desde que estoy de baja y yo la salude de forma automática:
        - Hola, Mamen ¿qué tal estás?.
        No te lo vas a creer: se lanzo a contarme que había estado muy resfriada, que tuvo problemas digestivos y que su reuma va cada vez peor, que estaba muy cansada y además nerviosa por motivos laborales, etc. Durante casi media hora se dedicó a contarme todas sus miserias físicas y psíquicas, y cuando ya creía que iba a despedirse y a colgar el teléfono debió caer en la cuenta de que estaba hablando conmigo, la cancerosa del año, y me soltó:
        _ Ay, casi se me olvida... ¿Y tú cómo te encuentras?
No pude evitarlo, le contesté con todo el cachondeo que pude:
        _ Pues chica, después de oírte creo que estoy bastante mejor que tú.
        Y me responde ella, sin cortarse ni un pelo:
        _ Hija, no me extrañaría nada, porque tú has sido siempre mucho más fuerte que yo.
        Así mismo, con un par de narices. Pero no creas que ha sido la única que me ha dicho cosas pintorescas, ahí van unos cuantos comentarios selectos de entre los muchos que me he tragado recientemente:
        _ Bueno, hija mía, que te hayan quitado un pecho tampoco es tan grave, teniendo en cuenta tu edad ¿ no? No pensarías ir por ahí en topless ni luciendo canalillo...
        _ Chica, dentro de lo malo has tenido suerte (¿¿??) porque como esto tuyo es gravísimo todo el mundo te contemplará y te tomará muy en serio, ya lo verás. En cambio, a la pobre de mi cuñada Fina, que tiene unas depresiones tremendas, nadie le hace el menor caso.
        _ ¡Ya verás qué bien vas a dormir de ahora en adelante! Te podrás apoyar en el lado que no tienes pecho y estarás mucho más cómoda.
        _ Pero mujer, no tienes que asustarte; aunque las cosas vayan mal podrás vivir unos cuantos años más a base de tratamientos. Ten en cuenta que ahora hay tantos avances en esto del cáncer que la gente tarda varios años en morirse aunque esté fatal.
                                       *      *      *      *
        Podría seguir, no creas, pero ya te haces una idea del nivel de algunos comentarios; yo no hago ni caso, si me pilla de buenas me río y si estoy de malas tomo nota mental  ara borrar de mi agenda al cretino/a de turno, pero en general me resbalan bastante. Tú llámame cuando puedas y tranquilo, estoy físicamente fuerte, animada y con ganas de que todo esto pase de una vez.

Un abrazo muy grande.
Nekane