5 de junio de 2017

20ª CARTA

       Querido Pablo:
        Todo llega y todo pasa, como decía la canción de Miguel Ríos. Llegaron los primeros efectos de la quimioterapia y ya se han pasado casi por completo, afortunadamente. Hicieron su aparición con toda puntualidad a las cuarenta y ocho horas del gotero y me duraron tres días aproximadamente, así que redondeando un poco te puedo decir que si me ponen los goteros un martes, al lunes siguiente he recuperado la normalidad, o casi, sólo me queda un poco de cansancio; dolor no, ni tampoco fiebre o nauseas, únicamente mucha fatiga y taquicardias cuando hago algún esfuerzo. Como puedes ver, todo bastante soportable (de momento...)
        Lo curioso es que estos síntomas los noto al revés de lo que sería lógico, es decir, que aunque duermo bien me levanto por las mañanas hecha puré y voy remontando a lo largo del día hasta encontrarme por la noche bastante mejor; yo creo que lo contrario sería lo más natural, a sea, levantarme descansada e irme apagando a lo largo de la jornada ¿no crees? Por ejemplo, una de las cosas que más me cuesta es hacerme la cama, ya ves qué tontería. Voy remetiendo la ropa por un lado y me siento en la alfombra durante unos segundos recuperándome del "esfuerzo", doy la vuelta a la cama, meto la ropa por el otro lado y vuelvo a sentarme con el corazón en la boca. Y menos mal que tengo un ajuar muy clásico, porque como tuviera que bregar con fundas y rellenos nórdicos acabaría cayéndome al suelo redonda.
        Cuando termino esta penosa tarea me arrastro a cámara lenta por las habitaciones y voy a comprar, aunque solo sea el pan y los periódicos, porque me he propuesto salir a la calle todos los días salvo que el tiempo me lo impida. Luego leo un rato, hago la comida y mientras Diego recoge la mesa y la cocina yo me instalo en mi sillón de lectura; lo tengo estratégicamente situado junto al radiador y debajo de la ventana, así tengo luz abundante y estoy calentita, que ya sabes lo friolera que he sido siempre y ahora aún más. Leo, cabeceo un rato y después me distraigo viendo alguna de las series televisivas que me grava Diego; hay algunas muy entretenidas, nada memorable, pero simpáticas. En cuestión de lecturas también he estado muy poco profunda estos días, me he atizado los treinta y cuatro tomos de Asterix  y un recopilatorio de Maitena "Todas las mujeres alteradas". Supongo que a los hombres os hace menos gracia, pero la mayoría de las mujeres opinamos que dice verdades como puños acerca de las relaciones de pareja y de los sentimientos femeninos. Ahí te mando un par de botones de muestra.
        Primer botón:
        1.- "Si él llega tarde, te pide que le calientes la cena. Si tú llegas tarde, te pide explicaciones"
        2.- " Cuando él va a bañarse, tú le dejas tallas secas. Cuando te toca bañarte a tí, él te deja el suelo mojado."
        3.- "Si aparece tu suegra, tú la atiendes. Si aparece tu mamá, él se va a dormir la siesta"
        4.- "Si él trabaja mucho, es para cuidarte. Si tú trabajas mucho, le descuidas."
        5.- "Si él habla de su trabajo, tú le escuchas. Si tú hablas de tu trabajo, él pone la tele"
        6.- " Si él "no tiene ganas", está cansado. Si tú "no tienes ganas", eres una frígida."
        Y ahí va el segundo botón:
        "Dime qué edad tienes y te diré que esperas de un hombre" :
        - Quince años: que sea guapo.
        - Veinte años: que sea divertido.
        - Veinticinco años: que sea inteligente.
        - Treinta años: que sea apasionado.
        - Treinta y cinco: que tenga "pasta".
        - Cuarenta años: que sea soltero.
        - Cuarenta y cinco: que sea sensible.
        - Cincuenta años: que sea buen compañero.
        - Sesenta años: ¡que este sano!.
        -Sin comentarios.
        Bueno, pues así ha pasado mis días de resaca química; ahora estoy casi bien y he recuperado mi ritmo habitual, un poco más lento y reposado pero sin problemas. Espero que el veneno que me están inyectando haga su trabajo a conciencia y que mientras recorre mi aparato circulatorio vaya asesinando sin piedad o fagocitando las células cancerígenas, como en los juegos de come cocos. Cuando pienso en ello me imagino una especie de circuito en el que pelean a muerte los comecocos de la quimio, gordos y rojos, contra los comecocos del cáncer, que son negros y con púas de erizo; los veo con toda claridad, correteando por mis venas y persiguiéndose unos a otros...¡Delirios de cancerosa, no te asustes!
        Para terminar te diré que me despedí del año más asqueroso de mi vida hecha un verdadero pingo porque me pilló la nochevieja en el punto álgido de la quimio; brindamos y esta vez al desearnos salud yo no añadí, como hacía siempre, que salud y algo más, me quedé con la salud a secas. Ya ves lo humilde que me he vuelto, cómo ha conseguido el cáncer bajarme los humos y moderar mis deseos desordenados.
        Una vez más, feliz once, que te traiga todo lo que deseas... y mucha SALUD.

        Besos y abrazos
        Nekane.
       
       



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