20ª CARTA
Querido Pablo:
Todo
llega y todo pasa, como decía la canción de Miguel Ríos. Llegaron los primeros
efectos de la quimioterapia y ya se han pasado casi por completo,
afortunadamente. Hicieron su aparición con toda puntualidad a las cuarenta y ocho
horas del gotero y me duraron tres días aproximadamente, así que redondeando un
poco te puedo decir que si me ponen los goteros un martes, al lunes siguiente
he recuperado la normalidad, o casi, sólo me queda un poco de cansancio; dolor
no, ni tampoco fiebre o nauseas, únicamente mucha fatiga y taquicardias cuando
hago algún esfuerzo. Como puedes ver, todo bastante soportable (de momento...)
Lo
curioso es que estos síntomas los noto al revés de lo que sería lógico, es
decir, que aunque duermo bien me levanto por las mañanas hecha puré y voy
remontando a lo largo del día hasta encontrarme por la noche bastante mejor; yo
creo que lo contrario sería lo más natural, a sea, levantarme descansada e irme
apagando a lo largo de la jornada ¿no crees? Por ejemplo, una de las cosas que
más me cuesta es hacerme la cama, ya ves qué tontería. Voy remetiendo la ropa
por un lado y me siento en la alfombra durante unos segundos recuperándome del
"esfuerzo", doy la vuelta a la cama, meto la ropa por el otro lado y
vuelvo a sentarme con el corazón en la boca. Y menos mal que tengo un ajuar muy
clásico, porque como tuviera que bregar con fundas y rellenos nórdicos acabaría
cayéndome al suelo redonda.
Cuando
termino esta penosa tarea me arrastro a cámara lenta por las habitaciones y voy
a comprar, aunque solo sea el pan y los periódicos, porque me he propuesto
salir a la calle todos los días salvo que el tiempo me lo impida. Luego leo un
rato, hago la comida y mientras Diego recoge la mesa y la cocina yo me instalo
en mi sillón de lectura; lo tengo estratégicamente situado junto al radiador y
debajo de la ventana, así tengo luz abundante y estoy calentita, que ya sabes
lo friolera que he sido siempre y ahora aún más. Leo, cabeceo un rato y después
me distraigo viendo alguna de las series televisivas que me grava Diego; hay
algunas muy entretenidas, nada memorable, pero simpáticas. En cuestión de
lecturas también he estado muy poco profunda estos días, me he atizado los
treinta y cuatro tomos de Asterix y un
recopilatorio de Maitena "Todas las mujeres alteradas". Supongo que a
los hombres os hace menos gracia, pero la mayoría de las mujeres opinamos que
dice verdades como puños acerca de las relaciones de pareja y de los
sentimientos femeninos. Ahí te mando un par de botones de muestra.
Primer
botón:
1.-
"Si él llega tarde, te pide que le calientes la cena. Si tú llegas tarde,
te pide explicaciones"
2.-
" Cuando él va a bañarse, tú le dejas tallas secas. Cuando te toca bañarte
a tí, él te deja el suelo mojado."
3.-
"Si aparece tu suegra, tú la atiendes. Si aparece tu mamá, él se va a
dormir la siesta"
4.-
"Si él trabaja mucho, es para cuidarte. Si tú trabajas mucho, le
descuidas."
5.-
"Si él habla de su trabajo, tú le escuchas. Si tú hablas de tu trabajo, él
pone la tele"
6.-
" Si él "no tiene ganas", está cansado. Si tú "no tienes
ganas", eres una frígida."
Y
ahí va el segundo botón:
"Dime
qué edad tienes y te diré que esperas de un hombre" :
-
Quince años: que sea guapo.
-
Veinte años: que sea divertido.
-
Veinticinco años: que sea inteligente.
-
Treinta años: que sea apasionado.
-
Treinta y cinco: que tenga "pasta".
-
Cuarenta años: que sea soltero.
-
Cuarenta y cinco: que sea sensible.
-
Cincuenta años: que sea buen compañero.
-
Sesenta años: ¡que este sano!.
-Sin
comentarios.
Bueno,
pues así ha pasado mis días de resaca química; ahora estoy casi bien y he
recuperado mi ritmo habitual, un poco más lento y reposado pero sin problemas.
Espero que el veneno que me están inyectando haga su trabajo a conciencia y que
mientras recorre mi aparato circulatorio vaya asesinando sin piedad o
fagocitando las células cancerígenas, como en los juegos de come cocos. Cuando
pienso en ello me imagino una especie de circuito en el que pelean a muerte los
comecocos de la quimio, gordos y rojos, contra los comecocos del cáncer, que
son negros y con púas de erizo; los veo con toda claridad, correteando por mis
venas y persiguiéndose unos a otros...¡Delirios de cancerosa, no te asustes!
Para
terminar te diré que me despedí del año más asqueroso de mi vida hecha un
verdadero pingo porque me pilló la nochevieja en el punto álgido de la quimio;
brindamos y esta vez al desearnos salud yo no añadí, como hacía siempre, que
salud y algo más, me quedé con la salud a secas. Ya ves lo humilde que me he
vuelto, cómo ha conseguido el cáncer bajarme los humos y moderar mis deseos
desordenados.
Una
vez más, feliz once, que te traiga todo lo que deseas... y mucha SALUD.
Besos
y abrazos
Nekane.
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