50º CARTA
21 DE JULIO DE 2011
Querido Pablo:
Rodea esta fecha con fosforito verde en
tu calendario: HOY he terminado la radioterapia. Ya no tengo que volver al
hospital hasta mediados de septiembre, que me tocará pasar la primera ITV, o
sea, hacerme la revisión periódica.
¿Notas con qué sobriedad expresiva te he
dado la noticia, sin subrayados ni múltiples signos de exclamación? Pues es
porque en el fondo no acabo de creérmelo. Soy consciente de que ya he recibido
mi última sesión de radio y que para bien o para mal ya he terminado todos los
tratamiento, que han durado en total casi nueve meses contando desde el día de
la operación, vamos, como un embarazo sin criatura al final (gracias a Dios,
sólo me faltaba “eso” a mis años) pero lo pienso con la cabeza sin sentirlo en
absoluto. Estoy… no sé cómo explicártelo, desinflada, lacia, apática…
No obstante y a pesar de esa sensación
tan rara, esta mañana en el hospital he hecho todo lo que la ocasión requería:
me he despedido de las enfermera, del técnico y de los otros pacientes con una
sonrisa de oreja a oreja, digna de la mismísima Pantoja (“dientes, dientes…”),
he asegurado esta la mar de feliz y he deseado a todos salud y curación
definitiva.
Ah, el
bueno de Paco me ha dado su dirección en el pueblo, me ha repetido varias veces
su apellido porque es exótico y difícil de recordar (González) y ha insistido
en que vaya a visitarlo cuando quiera. ¡Chúpate esa!
Al llegar a casa he continuado haciendo
lo que marca el protocolo y he mandado mensajes al móvil de todos mis amigos
más fieles, te he llamado a ti y he mentido como una bellaca al asegurarte que
estaba contenta y rebosante de optimismo, porque en realidad estaba ( y sigo
estando) un poco sonámbula o directamente lela, como tú prefieras.
Espero que esta sensación se vaya
disipando y llegue por fin esa alegría que llevo horas pregonando a los cuatro
vientos sin sentirla en absoluto. Hay que ver lo rarísimas que somos las
personas humanas, como dicen los modernos…
Bueno, voy a hacer balance de la
situación. Como teóricamente estoy curada, voy a anotar en dos columnas lo
positivo y lo negativo de esta experiencia mía con el cáncer, para ver qué
moraleja puedo sacar de todo esto.
Allá vá:
· ASPECTOS
NEGATIVOS (lo malo primero)
1. Soy una enferma crónica. Durante el resto de
mi vida tendré que pasar revisiones periódicas y no voy a poder olvidarme jamás
del maldito cáncer.
2. Tengo sólo una teta y así seguiré hasta que me
muera. Ya, ya sé que lo he elegido yo, pero me fastidia una barbaridad.
3. Debo de tener mucho cuidado con el brazo
“malo”, para evitar el dichos linfedema. Eso supone hacer diariamente una tabla
de ejercicios, cosa que vengo practicando desde hace meses, y procurar a) no
levantar pesos, b) no darme golpes, c) no cortarme, d) no quemarme, e) no
llevar nada apretado (reloj, anillos, pulseras..), f) evitar las picaduras de
insectos, y g) no hacerme la manicura en las uñas de esa mano. Creo que esos
son todos los “noes”, si me acuerdo de alguno más lo añadiré al final.
4. De momento sigo prácticamente calva, con dos o
tres pestañas en cada ojo y sin cejas. Ya veremos como evoluciona esta
situación.
5. Tengo las venas muy frágiles, me hago
moraduras con facilidad y me salen en las piernas unas pequeñas varices, una
especie de telas de araña rojizas la mar de feas.
6. Continúo teniendo insensibles algunas zonas de
las plantas de los pies, y a ratos noto hormigueos y pinchazos en esas zonas.
7. Las uñas siguen espantosas, amarillentas y con
muchas estrías.
8. Estoy más delgada. No llego a los cincuenta y
cinco quilos (mi peso normal es de cincuenta y ocho quilos aproximadamente), he
perdido masa muscular y luzco una palidez totalmente espectral.
9. Noto que veo peor, seguro que me han aumentado
las dioptrías.
10. Aún me canso fácilmente.
Las cuestas y las
escaleras me dejan sin resuello.
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Juraría que hay algo
más, pero me canso de enumerar tanta miseria. Fin.
· ASPECTOS
POSITIVOS
1. Conservo casi intacto mi buen apetito y duermo
de maravilla, igual o mejor que antes de la enfermedad.
2. Noto que tengo una actitud más relajada y
tranquila, evito las discusiones y paso olímpicamente de pequeñeces que antes
me irritaban. Eso sí, en los asuntos importantes me pongo firme y no cedo si
pienso que tengo la razón
3. He leído muchísimo, he visto varias series
buenas en la televisión y unas cuantas películas que merecían la pena.
4. He intimado mucho con algunas personas que
antes eran sólo amistades superficiales. Claro que también he tachado de mi
lista blanca a otras que creía incondicionales… Bueno, un día de estos haré
inventario definitivo, a ver qué sale.
5. Tengo muchas ganas de volver a trabajar. Estoy
convencida de que entonces sentiré que he recuperado mi vida NORMAL
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Ya está. Llevo un rato pensando y no se
me ocurre nada más, así que voy a terminar esta carta, que además de extraña me
ha salido muy larga y bastante espesa. Pero cuando la leas no te preocupes
porque seguro que dentro de unos días habré reaccionado y estaré la mar de
contenta. Y no es que ahora esté mal, me noto rara, pero bien. Debo estar
sufriendo una especie de parálisis emocional transitoria, ya se me pasará ella
sola cuando quiera y verás como enseguida recupero mi estado de ánimo habitual.
Hasta pronto, besos y abrazos
P.D.:
Otra cosa positiva: por fin no se me ha quemado la piel del pecho; la tengo un
poco sonrosada, como si hubiera tomado el sol, pero no me molesta. A pesar de
todo la radióloga me ha repetido varias veces que no se me ocurra intentar
broncearme este verano y que me ponga una camiseta cerrada para bajar a la
playa, incluso cuando me bañe. Menudo incordio. Besos.