26 de enero de 2018

33º  CARTA
Marzo de 2011

       Querido Pablo:

       Aquí estoy, cuesta abajo a toda velocidad, con el Ecuador o el cabo de Buena Esperanza doblado y viendo el final del tratamiento todavía lejos, pero aproximándose con rapidez. Resumiendo, que ya me han puesto el quinto gotero y, que me faltan solo TRES, menos de la mitad.¡Eureka!
Ayer la oncóloga me explicó los efectos secundarios de estos nuevos goteros y me han parecido más molestos que los anteriores, pero menos peligrosos. Por lo visto, me van a dejar el corazón en paz y desaparecerán las taquicardias, pero van directos al sistema nervioso provocando dolores musculares en las extremidades, hormigueos en pies y manos, cansancio (¿¡más!?) uñas frágiles, xerostomia y disfagia. Ahí queda eso. ¿A que impresiona?. Se me han puesto los pelos de punta oyendo esas dos palabruchas, que te voy a explicar ahora mismo para que te asombres tú también. "Xerostomía" es sequedad de membranas, sobre todo de la boca, ojos y nariz. El otro, la "disfagia" me ha parecido rarísimo: Consiste en la dificultad para tragar los alimentos, pero no provoca ni nauseas ni vómitos, sólo  da la sensación de que la comida se te queda atascada en la garganta y no se mueve ni para arriba ni para abajo; te estoy dando la explicación profana, la doctora lo ha dicho de manera más profesional pero en el fondo da lo mismo. Lo que tengo que hacer es sentarme a comer inclinada hacia adelante y con los pies bien apoyados en el suelo (¿?), respirar profundamente, no hablar y meter en la boca cantidades muy pequeñas de comida masticándolas muy despacio. También ayuda tomar los alimentos en forma semilíquida , añadir salsas y procurar que las texturas sean de lo más homogéneas posible. Un latazo, vaya, y una complicación a la hora de preparar las comidas, pero me lo tomaré con filosofía pensando que por mal que vengan las cosas me quedan solo un par de meses de tratamiento; hasta el 24 de mayo exactamente , si no hay retrasos.
       Ayer me maree por primera vez cuando la enfermera me estaba poniendo la vía. Quizás fue porque no me acertó al primer pinchazo como había sucedido hasta ahora, o simplemente me cogió el cuerpo revuelto, el caso es que me puse blanca como la tiza y empezó a darme vueltas todo. Se me pasó enseguida y la enfermera me puso la vía sin más problemas, pero intuyo que esto ha sido un aviso de la providencia. ¡Ya verás como estos goteros me van a sentar fatal, lo presiento!
       Y para rematar la jornada, esta noche me he despertado a las cuatro de la madrugada con un dolor bastante intenso en el brazo derecho, que es en el que me pinchan siempre porque en el otro, como es el operado, no conviene hacerlo. No le he dado importancia pensando que me habían castigado la zona más de lo normal, pero esta mañana he visto que tenía una vena del antebrazo roja y muy dura al tacto. He ido a mi centro de salud y el médico de cabecera me ha iluminado: todo esto es consecuencia de la quimioterapia y debe tener paciencia porque ya se me ira pasando poco a poco. O sea, como decimos en Aragón en plan bestia, ajo y agua. Me ha recetado un gel antiinflamatorio para que me masajee el brazo tres veces al día y una buena dosis de resignación, que al fin y al cavo vivimos en un valle de lágrimas. Esto último no me lo ha dicho ella, es cosa mía.
       Veremos qué novedades traen los próximos días, ya te iré contando.
       Hasta tu próxima llamada; recibe un gran abrazo de tu cancerosa preferida (supongo)


       Nekane.


P.D.- Se me olvidaba contarte esto: después de cada gotero tengo que ponerme inyecciones de cortisona durante tres días, así que ahora además de estar calva tendré la tripa hinchada y cara de bótox. ¡Confío en no acabar pareciéndome a la duquesa de Alba1 Anda, llámame y dime cosas animadoras, que buena falta me hacen. Un beso.





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