2 de febrero de 2017

Cartas de una cancerosa

6ª CARTA

Querido Pablo:

Ya sé que no te he contado las cosas ordenadamente y que estás un poco confuso, pero no quise decirte que tenía cáncer hasta que supe los resultados de las pruebas, y luego todo se aceleró y me operaron a los pocos días de conocer el diagnóstico definitivo. Sólo pude escribirte la primera carta (la bomba, como dices tú) y luego las cosas fueron muy rápidas y  ahora, que ya estoy tranquila y dispongo de todo el tiempo del mundo puedo contarte la historia desde el principio para que te aclares.
Fue este verano, a finales del mes de agosto cuando me detecté el tumor, estaba dándome crema solar para bajar a la playa y me noté un bulto raro en el pecho izquierdo. Me palpé el derecho para comprobar si había diferencia y vi que, efectivamente la había y bastante clara. Yo tengo mamas fibroquísticas, hace ya mucho tiempo que me lo diagnosticaron, y eso consiste en que el pecho parece estar relleno de lentejas; bueno, pues noté como si entre las lentejas se hubiera colado una nuez ¿entiendes?
En eso momento comprobé con absoluta claridad lo que significa que se hiela la sangre en las venas y al mismo tiempo noté un golpe más seco en el corazón. Te lo juro, fue así exactamente. No me cupo la menor duda de que me pasaba algo muy malo, pero como solo me quedaban unos días de vacaciones decidí ir al médico cuando volviera a Zaragoza y no comenté nada con las personas que tenía alrededor. Lo curioso es que conseguí relegar el asunto al fondo de mi memoria y pasé el resto de las vacaciones con total normalidad, no estaba preocupada ni nerviosa. Eso sí, me lavaba con mucho cuidado esquivando la zona sospechosa y cuando me daba cremas procuraba rodear ambas mamas rozándolas lo menos posible, como si pincharan. Fueron unos días muy extraños, ni yo misma entiendo por qué actué así.
En cuanto volví a Zaragoza fui a mi médico de cabecera y me confirmó que tenía un tumor, pero me dijo con mucha seguridad y cometiendo, en mi opinión, un gran fallo, que parecía benigno porque no presentaba los signos que suelen tener los tumores cancerosos. Digo lo del fallo porque me hice ilusiones y salí de la consulta la mar de animada. Menos mal que a pesar de su optimismo me mandó hacer urgentemente mamografías y ecografías para salir de dudas, si no la fastidiamos a conciencia.
El médico que me hizo las pruebas fue mucho más pesimista (o realista), porque me dijo con toda claridad que tenía que hacerme una biopsia para asegurarse, pero en su opinión aquello no pintaba nada bien y que la mastectomía era prácticamente inevitable, que me fuera haciendo a la idea. Estuvo muy amable, pero yo me fui a casa con la moral por los suelos. Decidí esperar hasta que supiera los resultados definitivos y no alarmar a nadie antes de tiempo.
Bueno, me estoy alargando en exceso, voy a dejarlo por hoy y emprenderé disciplinadamente mi ritual nocturno: ejercicios de gimnasia para el brazo, ducha, cena y película hasta la hora de dormir abrazada a mi drenaje.

Buenas noches, Saulo, te mando un beso con mucho cariño.

P.D. Parezco Scherezade, contando mis historias a mitad y dejándote en el aire. Te advierto que además de intentar no aburrirte con cartas demasiado largas, pretendo tenerte intrigado y que esperes mis escritos con muchas ganas. Bsss.


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