9 de marzo de 2017

9ª CARTA

Querido Pablo:

No sé si esta carta va a resultar adecuada para tus masculinos ojos, porque va a tratar casi exclusivamente de la polémica organizada en torno a las prótesis mamarias externas e internas, tema de la más candente actualidad a mi alrededor; casi todas las personas que conozco me han dado ya ( incluso sin pedirla) su opinión más o menos autorizada sobre el asunto y he llegado a la conclusión de que las tetas, como decía aquel anuncio antiguo del coñac soberano, "son cosa de hombres". Lo digo porque la mayoría de los varones se han manifestado a favor de las prótesis subcutáneas y en cambio entre las mujeres ha habido diversidad de opiniones: las más jóvenes estaban a favor de las internas y las más maduras se inclinaban por las externas. muy lógico, por supuesto, las unas están en edad de presumir y lucir palmito y las otras opinan, como yo, que bastante haremos con ir encajando los años dignamente y sin buscarnos complicaciones.

La verdad es que si yo le he cogido tanta aprensión a este tema ha sido porque me he enterado de varios casos de lo más catastróficos, y te los voy a contar para que comprendas mis temores.

La primera de mis conocidas que se puso prótesis subcutáneas tuvo muchísimos dolores tras la operación, no pudo dormir en varias semanas y pasaba los días a golpe de Nolotiles; encima, al andarle hurgando y cortando músculos de la espalda le ha quedado una contractura muscular que le dificulta muchos movimientos. A una vecina le tuvieron que quitar las prótesis al cabo de un tiempo porque después del tratamiento de quimio y radio, no sé muy bien cual fue, se le convirtieron en dos tacos de madera que se le incrustaban mientras dormía y le hacían un daño horrible. La hermana de una compañera de trabajo tuvo después de la intervención quirúrgica una hemorragia que casi le cuesta la vida ya que tardaron bastante en detectar su origen por culpa de las prótesis. Y para terminar, a una de mis primas le pusieron una prótesis subcutánea a los tres años de extirparle la mama y pasó el siguiente calvario: primero tuvo que llevar un expansor o dilatador que además de hacerle daño acabó perforándole la piel por un lado; al mismo tiempo le inyectaban un líquido de relleno que escocia bastante y tenía que llevar unas vendas muy apretadas en el pecho para centrar el líquido en la zona correcta. Luego se colocaron las prótesis (tercera operación, todas con anestesia general) y una vez puesta le advirtieron que podía haber rechazo y que aquello no era eterno, que cada ocho o diez años tendría que volver a pasar por el quirófano para cambiársela. Y como dice ella:

- Encima, tanta molestia y tanto sufrimiento para acabar hecha una birria, porque ahora, entre la vejez y la fuerza de la gravedad tengo la teta verdadera caída hasta la cintura y la falsa bien erguida en su sitio. Vamos, como los cuernos de los toros "bizcos", que están uno hacia arriba y el otro hacia abajo. ¡Si me pasa ahora, para rato me pongo el dichoso implante!

Te podría contar más historias así, pero te perdono y no voy a continuar aterrorizándote; lo que tengo que hacer es confesarte que si tuviera veinte años menos y una pareja estable que me importara mucho, hubiese mandado al cuerno miedos y aprensiones y habría hecho lo que me propuso la doctora prodigio: pedir que me quitaran las dos mamas y que me pusieran unas prótesis subcutáneas bien resultonas. Lo siento si suena frívolo, pero es la pura verdad y tengo que asumir el hecho de que ni soy sensata ni práctica, soy lisa y llanamente un vejestorio que lleva bastantes años resultando invisible. Cosa que también tiene sus (pocas) ventajas...

Bueno, te dejo por hoy, he quedado con una amiga para ir al cine y a tomar una cañita con limón en "Los Espumosos", ¿Te acuerdas?
Hasta pronto, un abrazo


Nekane



P.D. - ¡Una aclaración! Aunque tú tengas dos años más que yo, todo eso de la vejez y de la invisibilidad no va contigo, a los hombres no se os pasa el arroz como a las mujeres. Además, cuando dejáis de ser jóvenes os volvéis "interesantes"....Bsss.

No hay comentarios:

Publicar un comentario